Por: Profr. Roberto Durán

A todo esto se añaden otros factores personales, que pueden afectar muy sutilmente la relación matrimonial, causando fuertes daños y heridas.

Por ejemplo, a esta tercera etapa también los psicólogos le han llamado “la etapa de los sueños perdidos”, ¿por qué razón? Porque los sueños que una persona tuvo en su juventud probablemente no se han logrado.

La verdad es que la gran mayoría de las personas no logra y mucho menos excede los sueños que tuvo en un principio, o que se propuso desde su juventud.

La persona en este momento quizás estará ya entrando en los años 40 y en una etapa en la cual la persona piensa: “ya no puedo trabajar como antes”, “no logré lo que tanto anhelé en la vida” .

Este es un factor por el cual la persona comienza a frustrarse porque no logró obtener los sueños que se propuso desde un principio. Ahora ve que ya no es tan fuerte, que no tiene el dinero que tanto anheló, o que simple y sencillamente no ha logrado lo que otros han logrado.

Esta etapa de los sueños perdidos viene a ser un factor de presión en la etapa del matrimonio en la cual las cosas únicamente “se están sobrellevando”, ya que vienen muchas frustraciones.