Por: Profr. Roberto Durán

Analicemos por qué una persona se divorcia: porque ya trae muchos conflictos matrimoniales y al volverse a casar encuentra otros conflictos. Los hijos van a estar percibiendo un matrimonio inestable, problemas, situaciones, pleitos y dificultades.

A esto se le añade que muchas personas ya no creen en el matrimonio, ya no creen que les pueda traer una felicidad o que esa sea la forma para integrar una familia. Muchos deciden simple y sencillamente vivir juntos, lo que conocemos como “unión libre”.

Pero ¿cuál es el resultado de todo esto? Una terrible afectación a los hijos. Y no solamente eso. También el hecho de que cada vez vemos más personas que están luchando por sus derechos. ¿Y qué derechos? Que los homosexuales puedan tener un matrimonio o que puedan adoptar hijos y entonces formar una familia.

Esto lo vemos cotidianamente. Los medios de comunicación dicen que cierto artista se acaba de casar con su novio. Esto trae una gran y terrible confusión. La familia está cada vez más en una crisis.

Pero vayamos a los puntos básicos. Un matrimonio desde el contexto judeo-cristiano, es “un hombre y una mujer uniendo sus vidas en matrimonio para formar una familia”. Si las personas tienen este concepto básico claro, entonces sí se puede llevar adelante este matrimonio, entendiendo además la grande responsabilidad que implica formarlo.

Hace tiempo, estando yo en un grupo de matrimonios se hizo una pregunta: “¿es lo mismo la vida de soltero que la vida de casado?” La respuesta inmediata fue un rotundo “no” .

Las señoras dijeron: “Cuando yo era soltera tenía muchísima libertad, podía salir, ir de vacaciones, pero ahora que estoy casada estoy restringida por mis obligaciones” . También comentaban que ahora debían apoyar al gasto familiar. Las cuestiones domésticas que eran opcionales, ahora son obligatorias.

Lo mismo los esposos, comentaron que había una gran diferencia y al unísono dijeron: “Hay más obligaciones que derechos” .

El matrimonio implica un compromiso serio y una responsabilidad muy grande. Para formar un matrimonio se requiere vocación matrimonial, y no cualquiera la tiene. La palabra vocación significa “una inclinación a cualquier estado, profesión o carrera”. En otras palabras, es una elección.