En una encuesta que se realizó entre niños y jóvenes sobre quién es la persona que más admiran, respondieron "las personas que más admiro en mi vida son mis padres" , eso contestaron aquellos que tenían muy buena relación con sus padres quienes les dedicaban tiempo, les aconsejaban, estaban cerca de ellos, les amaban. Los hijos que dijeron admirar más a otras personas que no son sus padres eran aquellos muchachos que pasaban menos tiempo con ellos.

También en esta interesantísima encuesta les preguntaron a los muchachos: "¿qué momentos vas a recordar más en tu vida como los más bellos en esta etapa de la niñez y de la adolescencia?" Ellos respondieron "yo recordaré las cosas más sencillas, el diario vivir en mi casa, el sentarme a comer con mis padres, el platicar con ellos, el convivir juntos".

Pero fíjate cómo nosotros los padres tenemos otro punto de vista muy diferente que nuestros propios hijos, ya que se hizo la misma pregunta a los padres de estos muchachos: ¿cuáles son los momentos que tú crees que van a recordar más tus hijos de su etapa de niñez y adolescencia? Los padres respondieron: "las vacaciones, los días de paseo, aquella gran fiesta que tuvimos en casa..." pero ninguno respondió la vida cotidiana, la vida diaria que se vive en casa.

Una de estas jóvenes decía: " Si algo me encanta y nunca olvidaré es cuando recuerdo que mi madre en ocasiones me levantaba para ir a la escuela con un canto, ella se acercaba y me cantaba, me abrazaba, me besaba". Otro joven dijo: "Uno de los grandes momentos que no olvidaré es cuando mi padre me dijo: órale tigre, usted es un tigre, un campeón, tráigame buenas calificaciones" . Esas palabras fueron de estímulo, le ayudaron tanto para sentirse alguien en la vida.

Papá, ¿tú pensabas que eran los momentos inolvidables las fiestas que les diste a tus hijos, los regalos o las vacaciones? Te equivocas, podemos hacer la vida de nuestros hijos tan bella y tan hermosa simplemente en los detalles diarios hacia ellos.