14 claves para mostrarle a tu hijo cuánto te interesas en él

Algunas maneras en las cuales puedes mostrar a tus hijos que realmente te importan son las siguientes:

  1. Nunca te canses en decirles que los amas. Abunda en esta palabra: “Te amo hijo”, “te amo”; y no solamente repetirla sino que debe nacer de tu corazón. Nuestros hijos necesitan un afecto continuo en ellos mismos.
  1. No los critiques. Simplemente diles “Mira hijo, hay una manera mejor de hacer esto”. Cuando nos burlamos de ellos y los criticamos, estamos poniendo un tropiezo en sus vidas.
  1. Enséñales principios del por qué sí o por qué no.       Por ejemplo, por qué es bueno llegar virgen al matrimonio, cuáles son los beneficios espirituales, emocionales, explicarles las enfermedades venéreas, la pérdida de autoestima, el pecar contra Dios, contra su cuerpo, contra su conciencia y cómo esto trae conflictos serios en sus propias vidas.
  1. Disciplínalos con amor. Especialmente cuando estás propenso a enojarte por algo que hicieron, piensa antes de gritar, tómate unos segundos para reflexionar, no lo hagas.
  1. Enséñales la verdad. Ellos necesitan que les enseñemos la verdad, necesitan principios claros entre el bien y el mal. Por eso los padres deben de prepararse moral y espiritualmente, que conozcas los principios que te da tu propia conciencia, pero sobre todas las cosas conozcas a Dios mismo a través de su sagrada palabra. Por eso todo padre debe de ser sabio en los caminos de Dios.
  1. Pregúntales a ellos qué necesitan y qué puedes hacer para suplir sus necesidades. Esto es algo buenísimo y une los lazos entre padre e hijo. Te darás cuenta que a veces lo que necesitan es un consejo; en ocasiones será algo material.
  1. Preséntate siempre bien dispuesto a extenderles la mano. A veces estamos indispuestos, o estresados. Reafirmemos nuestro amor a ellos para que no vayan a pensar que por causa de ellos estamos así. Cuidémonos de no lastimar a nuestros hijos en ese sentido. Ellos necesitan amor a menudo y por eso nosotros debemos estar siempre dispuestos a dárselo aún cuando estamos cansados, agotados, nerviosos por el trabajo, por problemas familiares, económicos.
  1. Aprendemos a pedir perdón cuando reaccionas de más. A veces cuando nuestros hijos hacen algo los regañamos fuertemente y cuando ya nos enfriamos entendemos que hubo injusticia, que no debimos de haber sido tan exagerados en nuestro regaño. Es un momento de decirle “hijo perdóname, yo pensé que lo habías hecho de esta manera, pero ahora me doy cuenta que fue diferente”. Aprendamos a ser humildes ante nuestros hijos y enseñémosles así el valor de la honestidad.
  1. Provéeles un ambiente de seguridad, que se sientan protegidos por ti. Si yo le permito a mi hijo estar afuera en la calle hasta la hora que le dé su gana, lo estaré exponiendo a un territorio criminal.
  1.  Aprende a escucharlos. A veces sus historias nos pueden parecer aburridas, pero cuando les mostramos que nos interesan, ellos se sienten honrados.
  1.  Preséntales opciones cuando busques aconsejarles. “Yo te aconsejo esto, pero ¿qué piensas tú?” Entonces nuestros hijos no ven que estamos imponiéndoles una regla.
  1.  Sé paciente con ellos. A veces esperamos perfección y no se puede, simplemente esperemos lo mejor.
  1.  Enseñemos a nuestros hijos a tomar buenas decisiones y a hacer buenas elecciones. Aprendamos a darle la bienvenida a sus sugerencias: “Papá yo creo que sería mejor si esto puede cambiar en casa” o “Papá tú pudieras ser menos gritón”, “yo sugiero que seas menos agresivo”, etc. Bienvenidas las sugerencias de los hijos. 
  1. Cumple tus promesas. Papá, cuando tú prometas algo a tu hijo, cúmpleselo o pídele perdón si fallas. Esto también les enseñará a cumplir sus propias promesas.

Hay tantas maneras preciosas de poder ayudar a nuestros hijos y decirles “Me importas”. Estos principios son eternos y funcionan, créemelo. Estarás fomentando una relación preciosa con tus hijos; no serán destinados a la destrucción, sino al éxito y al triunfo en la vida.

Programa:
Nacidos para perder II: El cerebro se moldea en casa
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Alimenta con paciencia el cerebro de tu hijo
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