¿Nacidos para perder o nacidos para triunfar?

Hoy muchos de nuestros niños están destinados a perder, no nacieron para triunfar sino para perder. ¿No desgarra esto tu corazón papá? Maestro de escuela, ¿no desgarra tu corazón ver a tantos niños que atiendes en el salón de clases, que no encuentras respuestas para poderles ayudar porque en sus hogares no tienen atención?

¿No desgarra tu corazón, consejero familiar el ver tantas personas en las citas? O tú que estás relacionado con la espiritualidad y que ministras la palabra de Dios, ¿no te quebranta en tu corazón ver tanta gente descarrilada en las etapas tempranas de la juventud, sin vida, atrapados en las adicciones, en el sexo, en la depresión, que se ven tan inmaduros, que se ven tan débiles porque no tuvieron una formación en su hogar que les permitiera el desarrollo mental, físico, emocional en sus propias vidas?

Esto es desgarrador. Nacidos para perder es algo que duele, no es algo que alegra hablarlo, no sólo son palabras que se hablan al aire, causa mucho dolor ver a muchos jóvenes y niños que nacen para perder.

Muchos que no saben ni siquiera pensar, no saben su identidad, no saben quiénes son, a dónde van, no saben cómo responder a los conflictos de sus hormonas, de sus emociones, que se sienten atrapados, solos, desorientados, que no tienen un guía cerca de ellos, que van a ser objeto de la explotación... que no tienen vida en ellos.

Cuánta necesidad hay de padres de familia que realmente se comprometan con sus hijos, que estén dispuestos a tomar el reto por ellos, que entiendan que traer hijos al mundo no sólo es un privilegio sino también un compromiso, que desde que los recibes en tus brazos, papá, mamá, esos hijos requieren cariño.

Están potencialmente llenos de bendiciones, millonarios en conocimiento, en sus facultades mentales, pero no podrán desarrollarlo si no se les da la llave y la llave son padres que abran las puertas de sus tesoros, que abran el camino por donde el hijo pueda encontrar vida y pueda guardar su corazón, su mente porque de él realmente mana la vida.

Papá ¿responderás al llamado? Mamá, aún si te encuentras sola, o si eres padre o madre soltero, soltera y tienes hijos y no tienes el apoyo de tu cónyuge, hay esperanza para ti.

Si tú no aprendiste a ser padre porque vienes de un hogar destruido, porque nunca conociste lo que es el amor, hay esperanza para ti, y esa esperanza está en Dios, vuélvete a El, que tendrá de ti misericordia si humildemente le buscas y reconoces tu inmensa necesidad de ser padre, si reconoces el gran tesoro que ha puesto Dios en tus manos, y aun podrás desarrollar el potencial que hay en tus hijos al nacer, porque Dios te dará la sabiduría para hacerlo.

Y a los jóvenes que no tienen padre o madre, que son huérfanos, o que fueron abandonados en la temprana infancia, les digo: Hay esperanza para ti. Hay un Padre en los cielos, su nombre es Dios, el Padre nuestro, aquél que está cercano a ti, que si tú te vuelves a Él, no fallará en ser tu Padre. Él te adoptará en su familia y no habrá para ti desamparo porque Él es Padre de huérfanos, Él te hará habitar en la familia de Dios, Él pondrá en ti su amor, su cariño y su comprensión.

Tú no naciste para perder, Dios te da la victoria, joven, tú no eres un perdedor, tú puedes ser un vencedor en Cristo Jesús. Que Dios te bendiga.

Prof. Humberto Ayub

Programa:
Nacidos para perder II: El cerebro se moldea en casa
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