Primer error: "la varita mágica"

Usted necesita ser una persona dedicada, tener más paciencia con sus hijos. Si a veces observa que le desobedecen y que su carácter vuelve otra vez a trastornarse, le tengo una buena noticia: a todos los padres nos ha ocurrido lo mismo en muchas ocasiones y pensamos que nuestros hijos no van a cambiar.

Vemos que las recurrentes deformaciones de carácter vienen una y otra vez. Pero el padre que ama y tiene paciencia vuelve a trabajar las mismas cosas. Necesitamos confiar.

Si usted de verdad quiere ver resultados en su familia, lo primero que yo le invito es a no pensar que hay una “varita mágica” o que hay una “solución sobrenatural” y que las cosas van a cambiar como por arte de magia. Necesita usted tomar esa responsabilidad y si está dispuesto a tomar ese compromiso, estará evitando el error más común de todas las personas.

La mayoría de los padres han pasado su responsabilidad a la escuela. Cierto, la escuela puede ser de muy buena calidad, aunque lo dudamos porque en la gran mayoría de las escuelas las cosas van de mal en peor, me refiero al contexto moral en el que crecen los alumnos.

No solamente en Latinoamérica sino en cualquier parte del mundo, la relación entre los compañeros de clase se ha visto totalmente mal. Me ha sorprendido por ejemplo que en Inglaterra, las relaciones entre alumnos han sido tan malas, con tantas faltas de respeto, que algunos jóvenes han llegado al suicidio. Las escuelas están fracasando en la crianza de nuestros hijos.

Las escuelas no están diseñadas para formar o criar hijos, sino más bien para trasmitir conocimientos y en cierta medida ser un apoyo a los padres, pero cuando decidimos descargar en una institución esa noble labor, estamos fracasando.

O aun el abandonar esa responsabilidad en nuestros propios familiares, por cercanos que sean, nosotros estamos lavándonos las manos y estamos desechando el privilegio de criar a nuestros hijos como debe de ser.

Yo le invito a que usted tome ese compromiso, a que vea que no es fácil, que le van a implicar muchos retos, que va a ser algo muy difícil, cierto es, pero tiene su recompensa y gran beneficio.

Programa:

Los errores más comunes que cometen los padres en la educación de sus hijos

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Segundo error: el desánimo
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