El afecto es un factor muy importante en el desarrollo de nuestros hijos, y tiene que ver con cuatro aspectos fundamentales en la vida del niño:
- los cuidados maternales
- una gran responsabilidad por parte de los padres
- el dar cariño, caricias, ternura, y
- el respeto a la individualidad del niño.
El afecto va a estimular muchísimo al niño. Cuando nosotros acariciamos a nuestros hijos, cuando les mostramos ese afecto, ese amor y ese cariño, esa responsabilidad y esas caricias, esa atención que ellos necesitan, el niño va a ser estimulado en el aprendizaje.
Esto significa que el niño va a desarrollar en su totalidad la inteligencia, gracias a esa sensación que va a producir el afecto, esa sensación de seguridad, de confianza que se le está otorgando a ese niño.
Cuando el niño recibe esa atención, ese afecto por parte de sus padres, esas caricias, él se va a estimular en el aprendizaje y en el desarrollo de su inteligencia.
Pero ocurre lo contrario cuando el niño no recibe un afecto completo en su hogar; algunas conductas son las siguientes:
El niño va a tener retraimiento; esto es, no se va a estimular su aprendizaje intelectual.
También el niño se va a volver agresivo; como no ha aprendido a tener ese afecto por parte de sus padres, como no se le ha enseñado lo que es la caricia, el amor, un abrazo, el niño se va a volver agresivo con otros, violento, va a agredir física y verbalmente a otras personas, sean niños o adultos.
El niño que no tiene un afecto se va a volver inseguro; va a tener una inseguridad en la vida y qué lamentable es en muchos niños y seres humanos, la inseguridad.
También una inestabilidad emocional, que incluso puede provocar la muerte por enfermedades como la depresión o el suicidio, que lamentablemente ha cobrado muchas víctimas en las últimas décadas. |