Trágicas consecuencias de la ausencia de afecto

Quisiera tocar el ejemplo de hace muchos años, de un experimento que hizo un rey, y quiero mostrar este ejemplo para que veamos la importancia del afecto en los niños.

Estamos hablando del Rey Federico II, de Sicilia. A él se le ocurrió resguardar a dos recién nacidos en un total aislamiento social y hacer con ellos un experimento.

Al respecto, dice Salimbene de Parma en su crónica, que el Rey Federico deseaba saber qué clase de lengua desarrollarían y qué manera de expresarse adoptarían ese par de niños criados sin haber escuchado hablar a nadie absolutamente.

¡Qué ocurrencia de este rey! Para hacer esa investigación, escogió a unas nodrizas para que criaran a los niños, los bañaran, les dieran de comer, pero sin hablarles nunca. Él quería saber si hablarían el hebreo, la lengua más antigua, o el griego, el latín, el árabe, o quizás la lengua sus padres biológicos.

Pero a este rey no le sirvió de nada, ¿por qué? Porque estos niños murieron en una muerte repentina.

Esto nos ilustra cuán importante y necesario es el afecto en los niños. No les mostraron cariño a estos niños, no les hablaron, nunca los abrazaron ni escucharon la dulce voz de una madre. Ante esta carencia de afecto, terminaron muriendo.

Pensemos en todos esos millones de niños que crecen en el abandono, sin afecto, tendrán muchísimos problemas emocionales, tendrán un retraimiento general, en su forma de hablar, de sonreír, de aprendizaje, y no desarrollarán su inteligencia al máximo.

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El afecto en la primera etapa de vida
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