El afecto en la primera etapa de vida

Es tan sencillo el afecto, son tan sencillas las caricias, es tan sencillo dar amor a los pequeños, darles una caricia en el cabello, darles un besito, mostrarles el afecto, darles ese amor de padres.

Pero los papás el día de hoy están tan preocupados y ocupados en otras cosas. Están preocupados por el bien material, por el trabajo, por la relación social, por un partido de fútbol o por las cuestiones políticas.

Algo muy importante que tenemos que entender todos los padres es que nuestros hijos son valiosos, y nosotros tenemos que aprender a amarlos.

Para comprender mejor cómo nosotros debemos amar a nuestros hijos, es necesario describir el desarrollo del niño durante los primeros años, y así veremos qué sencillo es darles ese cariño.

En la primera etapa, luego que un niño nace, comienza a observar, a escuchar y a comprender lo que hay a su alrededor. Pero ¿qué es lo que ellos saben? Realmente muy poco, actúan más por instinto que por conducta aprehendida.

Ellos están muy limitados; de acuerdo con la psicología infantil, el niño recién nacido no tiene conciencia incluso de su propia existencia, ni de la existencia de un mundo externo. A esto se le conoce como estado autista, indiferenciado o audialista.

Esto es, que el niño no alcanza a comprender en su totalidad quiénes son las personas que están a su alrededor, qué le rodea, qué es lo que está pasando, no lo alcanza a comprender. Empieza él solamente a ver, oír y a desarrollarse.

Empieza poco a poco a tratar de comprender lo que existe a su alrededor. El bebé aún no es capaz de comprender la relación entre las personas y el universo.

La primera tarea que empieza a enfrentar el niño al nacer consiste en desarrollar eso precisamente, la conciencia de la existencia de un mundo diferente y externo.

Consideremos que a lo largo de 9 meses, el bebé estuvo en el vientre de su madre, en un ambiente muy diferente al mundo externo. Él estaba dentro y se sentía protegido, sentía el calor de la madre.

Pero cuando él nace y enfrenta este mundo, empieza a conocer muchísimas cosas, y comienza a desarrollar la conciencia de la existencia de ese mundo diferente y externo.
 
Los bebés son capaces, desde los primeros días de nacidos, de empezar a reconocer los rostros, las voces y el olor de las personas que les brindan esos cuidados maternos. También son capaces de responder a dichos estímulos con una emoción y con mucho gozo.

Cuando el niño nace, los primeros rostros que va a empezar a ver son los de su mamá y su papá, de sus hermanitos y de la gente que está a su alrededor. Eso es muy importante para el bebé, porque esos rostros se le van a quedar grabados en su pequeño cerebro.

Van a empezar a conocer esos rostros, las voces, el olor de las personas y van a responder a dichos estímulos con emoción y gozo.

Sin embargo, esto no significa que ya son capaces de saber que estas cosas existen verdaderamente. Me refiero a lo siguiente, y para esto voy a poner un ejemplo: Si mi hijo está en la escuela y yo estoy en la oficina trabajando, yo estoy conciente de que mi hijo existe, aunque en ese momento no lo estoy viendo.

Programa:

El afecto que tus hijos necesitan

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