El afecto en la primera año de vida

En 1965, el doctor René Spits publicó su libro “El primer año de la vida del niño”. Él relata cómo llega a descubrir que la falta de cuidados maternos, la falta de ternura, de relaciones interpersonales, de comunicación humana, era la principal causa de mortandad entre los niños criados en instituciones y no en un hogar, aun cuando sus necesidades materiales fueran totalmente satisfechas.

También nos describe la profunda depresión que sienten los niños al ser separados de sus madres, lo cual es muy frecuente. Muchas veces el niño puede estar en una guardería mientras la mamá va al trabajo, pero puede empezar a caer en depresión, va a estar sufriendo una tremenda ansiedad por la falta de su madre y va a llorar mucho.

Cuando hay que hospitalizar a un niño, o cuando se cría en una guardería puede ser que si reciba el alimento, el sustento, pero si no recibe el amor y cariño que él necesita, ocurre lo que Spits llamó hospitalismo, ¡y puede darse también en hogares!

Esto se observa en aquellas madres depresivas o que sufren demasiada ocupación y no arrullan al bebé, no lo atienden o no pasan tiempo con él; en este caso, el niño puede sufrir esta depresión en el hogar, a causa de esas madres depresivas o descuidadas, que están ocupadas en el quehacer u otras cosas y que no tienen tiempo para abrazar y besar a los niños.

El tener niños implica muchas cosas. También hay que darles nuestro tiempo, aparte de todos los deberes que tengamos.

Spits observó una secuencia en el desarrollo de la depresión profunda. Cuando el niño es abandonado por su mamá, ya sea en una guardería, abandonado completamente sin el afecto, o abandonado en casa y no tiene el afecto, empiezan a surgir ciertas situaciones al bebé:

En el primer mes del abandono del niño, éste empieza a llorar y a llorar, hace pucheros, empieza a buscar contacto con la gente, pero como no lo tiene, eso va a empezar a acrecentarse.

En el segundo mes del niño abandonado, el lloriqueo empieza a ser más continuo y se empieza a tornar en lamentos y aun en gemidos, empieza a perder peso y a detenerse su desarrollo.

En el tercer mes, el niño ya empieza a rechazar el contacto humano, se empieza a recostar sobre su costado casi todo el tiempo, sufre insomnio, va a tener una continua pérdida de peso y va a tener una tendencia a contraer enfermedades infecciosas, retardo motriz generalizado y rigidez facial. En este punto es muy difícil ya salvar la vida del niño.

Esto puede ser provocado en 3 meses de abandono en el niño. ¿Ve usted lo alarmante, lo preocupante, que es el que un niño sea abandonado en esa etapa en la cual él necesita el afecto completo de una mamá?
 
Spits nos enseña que sólo las madres amorosas consiguen el prodigio de enseñar a amar a sus hijos y nos advierte el efecto devastador que sobre la personalidad del niño tiene la separación prolongada.

Nos enseña también que los niños que no sonríen no están sanos. Qué importante es demostrarle el afecto a nuestros hijos desde esta temprana edad.

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El contacto con la madre
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