Por: Ing. Gilberto Sánchez

Un elemento adicional, que quiero enfatizar y que es parte de lo que estamos estudiando, es que para algunos especialistas el problema no es sólo la cantidad de escenas violentas que transmite la televisión, sino también la gran facilidad con que las personas -chicos y grandes- accesan a esas imágenes violentas.

Es decir, la televisión tiene un carácter específico, como medio abierto al público de todas las edades, que finalmente absorben cualquier mensaje que se presente en la pantalla.

Mucha gente no tiene que esperar, planear o actuar para ver la televisión, porque simplemente ya está encendida en el hogar. Esto ocurre en los hogares estadounidenses promedio.

La televisión llega a nosotros de manera directa, se ha convertido en un miembro de la familia que cuenta historias paciente, convulsiva e infatigablemente.

Para ver un programa de televisión lo único que usted tiene que hacer es llegar a su casa y encenderlo. Realmente tiene un acceso muy fácil y directo hacia las familias y a la sociedad.

Si bien es cierto, la televisión es un excelente medio de información, que constantemente emite noticias por todo el mundo, pero los especialistas están argumentando, que tiene un aspecto negativo: propicia más la violencia, estimula a ella e insensibiliza a las personas al sufrimiento ajeno.

¿Cuántas horas pasa usted frente al televisor? ¿Qué están observando sus hijos en las tardes? ¿O sus adolescentes en la noche? Más de 7 horas, en el hogar estadounidense promedio.

Es decisión de nosotros como personas modular la cantidad de horas o de tiempo que la televisión está encendida en nuestros hogares.

Estamos entendiendo toda la problemática que hay para poder buscar leyes para legislar el contenido de violencia en los programas. Pero eso no quiere decir que al no encontrar nosotros respuesta por ese lado, nos quedemos con las manos cruzadas, hay cosas que podemos hacer.