Aprendiendo a amar:
"Una nueva actitud"

 

"Tengo derecho a ser feliz"
 

Por: Ing. Gilberto Ruíz

Estamos viviendo tiempos en los que se hace mucho énfasis en la satisfacción de las necesidades personales para ser feliz. Es decir, se vive una vida muy individualista y materialista. Ese es el concepto que prevalece en la sociedad.

            El problema es que la gente descansa en esa forma de pensar: “Yo tengo derecho a ser feliz”. La persona se ensimisma, ve sólo su necesidad y se vuelve muy egocéntrica.

            Con esta forma de pensar llegan al matrimonio. Es cierto, sigue habiendo derechos en el matrimonio, definitivamente. Pero hay un sobre énfasis en esa manera de pensar. Cuando dos personas se casan, muchas veces dicen: “Me casé con él (ella) porque me conviene, porque tiene dinero, porque es atractivo (a), porque es un buen partido”.

            Esos comentarios y formas de pensar sacan a relucir el trasfondo: “me conviene”. Se está pensando en sí mismo y no en los demás. Es decir, se casan esperando recibir un beneficio propio. Dentro de esas consideraciones, pocas veces se piensa en amar y servir a la pareja. Pocas veces se piensa: “Yo lo amo y quiero casarme con él para servirlo, para serle útil”. Estamos viviendo de una forma muy egoísta.

            Las personas buscan que los que están a su alrededor complementen su vida; que los otros los hagan felices. Se centran en sí mismas y es una manera muy egoísta de vivir.

            Cada quien decide cómo buscar la felicidad, cómo encontrar la paz y la armonía con sus semejantes. Desde el momento en que se decide, se asumen los riesgos, las consecuencias y los posibles beneficios de esa forma de vida.

            Pero nos damos cuenta que llevar una vida egocéntrica está llevando a muchos a vivir fracasadamente. Las personas, al tratar de encontrar la felicidad siendo servidas, están fracasando rotundamente.

            Cada día la sociedad se vuelve más insensible, es decir, se preocupa menos por los demás. Esto es un círculo vicioso. La gente piensa menos en los demás y trata de sacar su propio provecho de abusar de los demás. Esta es una situación generalizada.
¿Es la felicidad propia lo más importante?
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