Aprendiendo a amar:
"Una nueva actitud"

 

¿Es la felicidad propia lo más importante?
 

Por: Ing. Gilberto Ruíz

Hay gente que, teniendo para dar, no lo hace. Gente que tiene recursos y simplemente no se interesa en las necesidades de los demás. Pueden argumentar diciendo: “¿Cómo sé que si lo va a usar para la medicina de su hijo?”.

            Las personas comprometidas que están dispuestas a hacer el bien, simplemente le dicen al que les pide: “Vamos, yo te compro la medicina y vamos a visitar a tu familiar al hospital”.

            El amor es creativo. Cuando una persona en realidad está interesada en ayudar a otros, no le faltarán recursos para cerciorarse de que se le está diciendo la verdad. Eso implica tiempo y compromiso, que es algo de lo que muchos carecen en nuestra sociedad.

            Muchos piensan: “Mientras yo esté bien, lo demás no importa. Que el mundo ruede”. Esta forma de pensar se sigue generalizando y las cosas van de mal en peor. Cada vez hay más rencores, odio, indiferencia, abuso, etc.

            La verdad es que ni aún así se alcanza la verdadera felicidad. Por mucho que la persona quiera evadir la influencia de la sociedad, no puede. Las familias, lejos de poder tener una armonía, se están desintegrando. Precisamente porque esa forma de pensar y de vivir se infiltra a través de los miembros de la familia.

            Es en la familia donde se deben formar los criterios para establecer buenas relaciones, para encontrar la verdadera felicidad que lleve a la satisfacción plena de las necesidades. Vamos a dar un giro a lo que estamos hablando.

            Lo principal que hemos mencionado hasta aquí es que la gente, por esa forma egoísta de vivir, ni puede beneficiar a los que están a su alrededor ni él alcanza una verdadera felicidad.

La verdadera felicidad está al alcance
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