Aprendiendo a amar:
"Una nueva actitud"

 

La verdadera felicidad está al alcance
 

Por: Ing. Gilberto Ruíz

¿Qué felicidad puede tener una persona cuando va a una casa, toca y pide ayuda, mintiendo? Una persona que está engañando a los demás no puede ser realmente feliz, está violando su conciencia y sus principios.

            Una persona que no vive una vida recta, adecuada moralmente, no puede ser feliz. Una persona que abusa o engaña a los demás, puede sentir cierta felicidad momentánea porque obtuvo lo que quería. Pero después de eso viene la decepción o ‘cruda moral’. La persona se siente mal y vacía, trata de llenar ese vacío volviendo a hacerlo mismo.

            El padre de familia que viola el pacto matrimonial porque su mujer ya no le gusta, en el momento del adulterio va a experimentar cierta felicidad, pues está satisfaciendo sus deseos. Pero una vez que pasa, sabe que hizo algo incorrecto, la conciencia le acusa y siente un gran vacío.

            Esta forma de vivir no hace feliz a una persona. Al contrario, daña a los que están alrededor. El esposo o esposa sufren, los hijos sufren.

            A lo mejor el papá tiene mucho dinero que ha sido ganado por medio del robo o del narcotráfico. Los hijos, queriendo evadirse, tratan de disfrutarlo. Pero llega un momento en que se ven afectados porque no hay paz cuando las cosas se hacen fuera de la ley. Así no se encuentra la verdadera felicidad ni se beneficia a los que están alrededor.

            La felicidad si es alcanzable para todos los seres humanos. El problema es cómo se busca. La felicidad no debería ser el fin. Las personas buscan su felicidad y en esa búsqueda nunca la encuentran.

            Más bien, la felicidad viene siendo una recompensa. Es decir: “Yo obtengo la felicidad como recompensa por algo que hice, al ayudar a otras personas. Por cuanto busco la felicidad de otros, yo soy feliz”.

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