Cómo criar adolescentes XII:
“Cómo tratar los comportamientos de rebeldía y enojo”

 

¿Quién tiene el control?
 

En una ocasión escuché a un padre joven decir: “la gente me decía, niños pequeños, problemas pequeños; niños grandes, problemas grandes. En ese tiempo yo no entendía el dicho, pero ahora que ya he experimentado lo que es ser padre de adolescentes, sé exactamente lo que significa”.

         Los niños pequeños que han sido mimados y que han aprendido cómo controlar a sus padres, son dados a obtener las cosas a su manera; por consiguiente, tienden a ser mandones y centrados en ellos mismos. Estos comportamientos tienden a intensificarse en la adolescencia, por eso es muy importante cómo crías al niño.

         Frecuentemente vemos familias en donde los adolescentes están fuera de control, no aceptan nada de lo que sus padres les dicen y no respetan la autoridad. Cuando esos adolescentes no hacen lo que quieren, se muestran agresivos, rebeldes y se oponen constantemente a lo que sus padres les dicen.

         Algunos de estos adolescentes han controlado a su familia desde que eran pequeños; desde pequeño, el niño estableció la manera de hacer las cosas en la casa, en vez de sus padres.

         Un niño estaba teniendo problemas en la escuela porque no estaba haciendo lo que le pedían en la clase, al contrario, estaba jugando todo el día en el salón de clases y haciendo lo que él quería.

         Cuando hablé con sus padres me di cuenta que estaban teniendo el mismo problema en casa, el niño no cooperaba con las actividades diarias del hogar. También mencionaban que estaba quejándose frecuentemente porque sus hermanitos de 3 y 4 años no tenían que ir a la escuela. Y este problema resultó en una gran tensión en el hogar.

         En vez de resolver la situación, los padres fueron y metieron a los otros hermanitos en la guardería, esto demuestra que el niño, de 7 años, estaba más en control de la situación que sus padres; hubiera sido mejor dejar que el niño aprendiera que hay ciertas cosas que deben ser de cierta forma, le guste o no.

         Podemos controlar a los niños pequeños, pero con los adolescentes debemos ejercer autoridad. No estoy hablando de autoridad por la fuerza o de una dictadura, sino de una autoridad que establece reglas y es consistente en aplicar las consecuencias al comportamiento.

         Si los padres ejercen este tipo de autoridad, las probabilidades de que se desarrollen comportamientos positivos en el muchacho podrán incrementarse. El niño que ha estado controlado toda su vida, encuentra difícil dejar de estar bajo ese control durante la adolescencia.

         Sin embargo, por la severidad de las consecuencias que le pueden ocurrir, los padres tratan de ejercer más control en esta etapa. Como resultado, hay batallas, conflictos, enojos y resentimientos que se manifiestan en el adolescente cuando no se hacen las cosas a su manera o cuando no se sale con la suya.

         Es importante que estabilices el ambiente: los adolescentes que experimentan un cambio en el ambiente, especialmente un divorcio, separación o segundo matrimonio de sus padres, pueden desarrollar coraje.

         Trata de identificar los cambios, estabiliza el ambiente y déjalo que exprese sus sentimientos a través de los métodos más apropiados. Si el adolescente tiene dudas en cuanto al divorcio o el volverse a casar, etc., platica con él acerca de esos temas.

         Evita las restricciones excesivas, algunos padres tienen a sus muchachos sobreprotegidos y no les permiten ser como los otros adolescentes de su edad; ellos pueden desarrollar resentimiento y enojo. Algunas veces debes observar a su grupo de amigos para ver qué es o qué no es apropiado y ver si hay muchas restricciones.

¡No dejes que el adolescente se salga de control!
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