La sexualidad y cómo enseñarla a nuestros adolescentes I

 

La falsa “educación sexual”
 

En un reciente artículo de un prestigiado periódico en México, se lee:

“A pesar del impulso de la educación sexual en primaria y secundaria, la tendencia de los embarazos juveniles sigue en aumento”, advirtió Silvia Ortega, subsecretaria de Servicios Educativos para el Distrito Federal, de la Secretaría de Educación Pública. Continúa diciendo: “Se ha elevado el embarazo adolescente, no se ha contenido, sigue la tendencia a la alza, cosa que es muy sorprendente”.

         ¿Lo anterior es un hecho sorprendente e inexplicable? ¿Nadie tiene la culpa de que los embarazos juveniles sigan incrementándose? ¿Por qué preocupan los embarazos juveniles?

         Posiblemente preocupan porque se ha intentado evitarlos yendo contra la naturaleza, mediante la permisividad de las relaciones sexuales y el entrenamiento en el uso de preservativos o condones, cuya poca eficacia ha resultado en el fracaso para quienes en ellos confían.

         Aquí yo quisiera citar una frase de Sócrates, quien dijo:

“Un hombre desenfrenado no puede inspirar afecto, ni a otro hombre ni a Dios; es insociable y cierra la puerta a la amistad.”

         Hoy en día se habla mucho de la educación sexual y realmente parece necesario para una sociedad en la que, desde hace algunas décadas, todo es sexo; sexo en la prensa, sexo en la televisión y sexo en la calle.

         Ahora bien, hay que ser crítico con la idea de que a todo lo que se le llame ‘educación sexual’ realmente lo sea. En muchas ocasiones, podríamos quedarnos simplemente con instrucción sexual, cuando no se debería clasificar realmente de corrupción sexual.

         Nadine Gordimer, premio nobel, hace énfasis en que la relación sexual tiene auténticos valores pero se ha convertido, solamente, en una evacuación. Ella manifiesta:

“En los países occidentales las relaciones sexuales ocasionales se dan entre jóvenes que, desde el punto de vista material, son unos privilegiados que, sin embargo, la sociedad ha sido incapaz de trasmitir los auténticos valores de la sexualidad humana, la noción de que la relación sexual no se limita a una función puramente física como la evacuación, que es a lo que algunos activistas pretenden reducirlo todo”.

         La famosa investigación de Alfred Kinsey encendió la revolución sexual, pero las investigaciones de la doctora Judith A. Reisman han demostrado que sus ‘hallazgos’ fueron un fraude científico basados, en parte, en crímenes increíbles contra niños.

         Los impactantes libros y artículos de la doctora Reisman denuncian los defectuosos estudios de Kinsey y sus pervertidos planes para promover sus ideas. La campaña de la doctora Reisman, que se está llevando acabo contra los estudios de Kinsey, se llama RSVPAmerica (Restoring Social Virtue & Purity to America).
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