Los padres son los principales responsables de la
educación sexual de sus hijos I

 

El papel de los padres
 

Pese a que estamos en pleno siglo XXI, muchos padres de familia actúan como si el tema no existiera y ni siquiera se dan por enterados de que sus hijos adolescentes mantienen relaciones íntimas con sus parejas, o bien, que quieren empezar a hacerlo.

         De hecho, muy pocos adultos conocen los resultados de las encuestas realizadas al respecto, las cuales revelan que el 60% de las mujeres así como el 65% de los hombres está empezando su vida sexual entre los 15 y 19 años de edad; pero muchos padres prefieren cegarse.

"Lo ideal para ellos es que los hijos se inicien sexualmente lo más tarde posible. Y por este ideal, muchas veces se niegan a la realidad de que sus niños ya han tenido sus primeras experiencias", dice Andrea Schilling, ginecóloga de la Unidad de Atención Integral del Adolescente de la Clínica Alemana. "Nadie espera que su hija de 16 años esté teniendo actividad sexual, pues lo mejor es que la deje para cuando se encuentre en condiciones de afrontar las consecuencias, como puede ser un embarazo no deseado", agrega.

         Los padres suelen tener la sensación de que sus hijos siguen siendo pequeños a los 15 años. Y si bien es verdad que aún no están emocionalmente maduros, también es cierto que los adolescentes ya no se sienten ni quieren ser tratados como niños y desean empezar a vivir nuevas experiencias, incluso en el plano amoroso y afectivo. Por lo mismo, es bueno conversar abiertamente del tema.
 
         Como papá, es normal que te preocupes, y esa preocupación siempre es más evidente cuando se trata de la sexualidad en las niñas. Lo que sí complica es la manera en que se expresa esa preocupación. Hay muchas mamás que hablan con las hijas, pero de manera equivocada: “¿No es cierto, hijita, que no estás teniendo relaciones sexuales con tu novio?”, les dicen.

         Esa no es la forma correcta, esos comentarios no logran que las hijas les confíen su secreto. No hay que hablarles con ese lenguaje de negación, pues eso hace que se les cierre la puerta.Lo más aconsejable es conversar el tema con tranquilidad y sin recriminaciones ni amenazas; que ante todo, impere el cariño y la comprensión, en vez de la desesperación.

         Así de esta manera, sin convertir la plática en motivo de conflicto familiar, es necesario hablarles sobre la importancia de la abstención de las relaciones sexuales y de todo lo que la palabra implica: desde como protegerse emocionalmente, que involucra no resultar dañado; hasta qué otro tipo de consecuencias surgen, tales como un posible embarazo no deseado o el riesgo de adquirir enfermedades de transmisión sexual.

El primer paso es responsabilidad de los padres
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