¿Por qué a mí?
Parte I

 

Introducción
 

Un saludo muy cordial a todos los que nos escuchan el día de hoy en este, su programa; muchas gracias por permitirnos entrar a sus hogares y darnos la oportunidad, una vez más, de compartir con ustedes este programa, preparado con pasión y con el deseo de que sea de gran ayuda para ustedes.

         ¿Por qué a mí? Muchas personas se hacen esta pregunta, seguramente tú, en alguna ocasión, también te la has hecho.

         En una ocasión, platiqué con una joven que había sufrido un abuso serio de agresión física y sexual de parte de su padre, quien jamás había tenido una reacción así con su hija; la muchacha sufrió tal impacto que su corazón se sentía como anestesiado, no sabía cómo reaccionar, cómo enfrentar lo que estaban viendo sus ojos y oyendo sus oídos; lo que estaba viviendo era algo muy terrible y desgarrador.

         Gracias a Dios la agresión sexual se detuvo; si hubo golpes e intento de abuso sexual, pero no llegó hasta las últimas consecuencias, aunque no deja de ser una agresión sexual y de tener secuelas posteriores. Platicando con ella, comentó que siempre se hacía esa pregunta “¿por qué a mí?”.

         Muchas personas, al igual que ella, han sufrido algo; la pérdida de un ser querido, de un trabajo que por muchos años proveyó económicamente, de un matrimonio, de un hijo, un accidente terrible, situaciones emocionales insoportables, etc., y se hacen la misma pregunta.

         Cuando escuchamos esta pregunta nos sentimos incapaces de darle respuesta, porque brota del mismo ser; es un grito de angustia que se ahoga con los ruidos mundanales, con la vergüenza que sufre el alma en silencio.

         Y cuando a esto se asocia la insistente y persistente ansiedad que se genera después de un estrés agudo, o sea, de un evento que impactó profundamente la vida emocional de la persona, ésta siente que no puede sobrellevarlo y sus sentimientos se convierten en mandamases y verdugos implacables que dictan la conducta, bajo la presión y esclavitud de un pasado doloroso. La persona vive en tal estado de agonía y desasosiego que bien podríamos llamarlo ‘muerte’ o ‘anestesia emocional’.

Una pregunta sin respuesta
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