La lectura tiene una gran importancia en el proceso del desarrollo y maduración de los niños. Desde hace algunos años se está notando un creciente interés de los padres por la lectura de sus hijos; quizás porque saben o porque así les dicen los medios de comunicación.
Quisiera hacer conscientes a los padres de familia de que el potencial formativo de la lectura va más allá del éxito en los estudios; la lectura proporciona cultura, desarrolla el sentido estético, actúa sobre la formación de la personalidad y es fuente de recreación y gozo. La lectura constituye un vehículo para el aprendizaje, para el desarrollo de la inteligencia, para la adquisición de cultura y para la educación de la voluntad.
¿Cuáles son las ventajas de la lectura? ¿Qué bienes reporta? Los bienes que la lectura trae a nuestros niños son básicamente innumerables, pero vamos a tratar de realizar una enumeración, no pretendiendo que sea exhaustiva, de los beneficios que trae consigo la actividad de la lectura:
- No sólo proporciona información e instrucción, sino que forma y educa.
- Crea hábitos de reflexión, análisis, esfuerzo, concentración y recreación.
- Hace gozar, entretiene y distrae.
- Ayuda al desarrollo y perfeccionamiento del lenguaje.
- Mejora la expresión oral y escrita y hace el lenguaje más fluido, aumentando el vocabulario y mejorando la ortografía.
- Mejora las relaciones humanas, enriqueciendo los contactos personales.
- Da facilidad para exponer el propio pensamiento y posibilita la capacidad de pensar.
- Es una herramienta extraordinaria de trabajo intelectual, ya que pone en acción las funciones mentales, agilizando la inteligencia; por eso tiene relación con el rendimiento escolar.
- Aumenta el conocimiento cultural, pues proporciona información y conocimientos; cuando se lee, se aprende.
- Amplia los horizontes del individuo, permitiéndole ponerse en contacto con lugares, gentes y costumbres lejanas a él en el tiempo o en el espacio.
- Estimula y satisface la curiosidad intelectual y científica.
- Despierta aficiones e intereses.
- Desarrolla la capacidad de juicio, de análisis y de espíritu crítico.
- Fomenta el esfuerzo, pues exige la colaboración de la voluntad, la participación activa y una actitud dinámica, pues el lector es protagonista de su propia lectura, nunca un sujeto pasivo.
- Potencia la capacidad de observación, de atención y de concentración.
- Facilita la recreación de la fantasía y el desarrollo de la creatividad; el lector, durante la lectura, recrea lo que el escritor ha creado para él.
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