La lectura es un acto de recreación permanente: “Todo cuanto un hombre lee es por él, personalmente, recreado; pero el lector, además de recrear, se recrea, se crea a sí mismo de nuevo, vuelve a crear su propio espíritu.”

         Las lecturas nos cambian igual que las buenas o malas compañías, toda lectura deja huella y favorece el desarrollo de las virtudes morales, siempre que los libros se seleccionen adecuadamente; proponen modelos para admirar e imitar y, mientras los modelos vivientes –padres, profesores, etc.- pasan, los protagonistas de los libros permanecen.

         Las lecturas nos hacen más libres; hace unos años hubo un slogan para la promoción de la lectura que decía: “más libros, más libres”. Hoy más que nunca, tus hijos deben de tener las habilidades de lectura y escritura para poder competir favorablemente en la escuela, universidad y mercado de trabajo. La era de información en la que estamos viviendo nos demanda que leamos, clasifiquemos y analicemos críticamente cantidades masivas de información escrita y visual, a un paso que no hubiera existido hace 50 años.

         La habilidad de la lectura es esencial para cada materia que se lleva en la escuela, en pocas palabras, lo más pronto que el niño o la niña desarrolla la habilidad de la lectura, tiene más oportunidad de éxito académico.

         Una de las cosas más importantes que usted, como padre, puede hacer es darle a su hijo las técnicas más fundamentales para la lectura. Los niños necesitan desarrollar un amor por la lectura desde una edad muy corta y esa es la labor de los padres; los niños que ingresan a la escuela con una atracción muy fuerte hacia los libros, por lo general, tienen una mayor capacidad para aprender.

         Estudiantes  mayores que son lectores eficientes descubrirán muchas ventajas al leer bien y leer seguido, tales como: la tarea les toma menos tiempo, el trabajo de la escuela es más fácil de entender y los libros son recursos de eterno conocimiento y entretenimiento.