Los padres y los maestros necesitan colaborar hacia una meta común y compartir las responsabilidades de la educación de los hijos, a fin de trabajar juntos hacia el éxito escolar. Cuando los niños ven que ambos, padres y maestros, se interesan por la educación, ellos se esmeran más por sobresalir en sus clases.

         Una madre o un padre debe estar al tanto del importante papel que desempeña en el aprendizaje de sus hijos y de cómo puede colaborar con la escuela. Averigua cuál es la mejor manera en que la escuela puede ayudar a tus hijos, no la critiques, no juzgues a los maestros apresuradamente, no destruyas el sistema escolar; ve e infórmate, comunica al director y maestros tus preocupaciones así como las cosas positivas de la escuela.

         Debes sentirte cómodo con la escuela, las escuelas también pertenecen a los padres. Visita las aulas y a los maestros de tus hijos, conócelos; si vieras qué importante y cuánto provecho puedes obtener de esas relaciones para ayudar a tus hijos.

         Un padre de familia que estaba consternado porque uno de sus hijos no avanzaba ni progresaba como estudiante en la primaria, se interesó demasiado en cuál podía ser la raíz del problema; si era lento aprendizaje, enfermedad, pereza o algún déficit de atención del niño.

         En fin, empezó a estudiar qué podía estar pasando con el niño; conversó con sus maestros, los maestros le ayudaron, el padre no despreció la información que recibió de ellos, todo lo juntó y pudo entender que su hijo, simple y sencillamente, no tenía motivación para estudiar. Él fue honesto y reconoció que pasaba muchas horas frente al televisor, tratando de evadirse de los problemas del día; llegaba, su hijo estaba haciendo la tarea, él nada más le daba un saludo y se iba a ver la televisión.

         Por otro lado, la casa era un desorden espantoso, había varias televisiones al mismo tiempo prendidas y el niño no tenía motivación para estudiar. Además, los hábitos del niño eran adversos a su salud, comía muchos dulces, y aunque el azúcar es necesario para el cuerpo en cantidades razonables, cuando ésta abunda tiende a causar severos problemas de concentración.

         Cuando el padre empezó a corregir con la misma honestidad, las cosas empezaron a cambiar en el niño y él me comentaba los éxitos que ahora estaba obteniendo su hijo en la escuela. Pero el padre tuvo que actuar, ver la raíz del problema, hablar con los maestros, hacer investigaciones, observar. Entonces, se dio cuenta que era la familia el principal obstáculo para que el niño tuviera motivación para estudiar.

         Debemos involucrarnos en el estudio, no importa que no entendamos lo que están estudiando nuestros hijos; a veces, tenemos miedo porque pensamos: “¡Caray! Estas matemáticas no las entiendo”. Tenemos vergüenza, pero no es necesario que tomes tú la escuela junto con tu hijo, simple y sencillamente que lo motives a estudiar, que te vea interesado en sus materias.

         Anímalo a estudiar, provéele lo necesario, que seas el entrenador emocional de tu hijo, sé muy paciente con él; no sabes lo que puedes crear después, un hijo responsable y con valores. No te desanimes por los fracasos de tus hijos porque van a venir, entiéndelo, es muy extraño que no vengan bajas calificaciones, de pronto no hay motivación, las influencias de los amigos lo alejan de los estudios, etc.

         Pero tú tienes que estar siempre vigilando, tu meta no debe ser una meta baja; todos los educadores concuerdan que siempre deben buscar metas altas para que el hijo sea esforzado y esto va a contar en las decisiones que él va a tomar cuando sea adulto.

         Es importante que te sientas cómodo con la escuela, que participes en el diálogo, en las actividades escolares, en los eventos que premian el progreso y el rendimiento de los alumnos en la escuela. Averigua acerca de los reglamentos y planes educativos de la escuela, a veces nos molestamos porque el niño está teniendo mala conducta en la escuela, pero no sabemos ni siquiera cuáles son los reglamentos para inculcárselos también en casa.

         Investiga sobre las reglas que rigen la vida de tus hijos y los problemas de comportamiento en la escuela, por ejemplo, pregunta qué sucede cuando un estudiante falta o llega tarde a la escuela o cuando se comporta mal; debes enterarte.