Un hombre seguro de sí mismo puede ser un ejemplo de su masculinidad en sus hijos, pero también puede afirmar en sus hijas su feminidad, contribuyendo al éxito familiar entero. Un buen padre debe mantenerse cercano en vez de ser distante, ha de ser enérgico y fuerte pero siempre de manera sana, amorosa y mostrándoles la forma de mantener un compromiso fiel, largo y duradero. Esto es lo que hace que el matrimonio se fortalezca.

         La función principal de un padre de familia es la de dar instrucción a sus hijos e hijas, por medio de esto se construye la vida, se forma, se educa y se informa. También debe dar mandamientos, que son: los preceptos para la vida, la enseñanza del orden y el respeto de la ley. Estos son tres elementos vitales para combatir la violencia.

         A los dos años, al niño se le está informando su identidad de género que le es dado al nacer, pero ello puede confundirse si la función del padre no es propiamente realizada. La falla de esta función está generando la feminización de la masculinidad. No estoy hablando de más, hablo de lo que está sucediendo: los hombres se vuelven más femeninos cada vez, no se comportan como hombres y han perdido la autoridad, el respeto y la dignidad de ser hombres. Tan sólo son muy machos.

         El macho es un cobarde escondido tras las faldas de la feminidad dentro del ser humano, que se expresa por fuera con violencia, adulterios, alcohol, improperios y palabras mal sonantes contra la familia, etc. Los hombres masculinos -los verdaderos hombres- aceptan su realidad y su responsabilidad, viven su vida estratégicamente, entendiendo las características que los hacen hombres; usan el tiempo, no lo pierden, lo invierten en donde verdaderamente vale: en la familia.

         El padre de familia es tan capaz de amar a sus hijos, sean hombres o mujeres, tanto como lo hace la madre; lo que es más, papá puede ser tan afectivo, amigable y amistoso que sus hijos no requieran de un mejor amigo mas que de su padre. Por eso afirmo que cuando un padre está en su lugar y cumple su función de varón, la familia progresa; pero cuando está fuera de su lugar, la familia sufre. Los padres son indispensables.

         La figura del padre y su función en el hogar son ahora aspectos más difusos que nunca, no se entienden; sin embargo, los investigadores destacan que hay un papel que nadie le puede quitar al hombre, al varón en casa, su papel en la educación de los hijos varones para que no se produzcan errores.

         Está demostrado que sin un modelo masculino de cuidado cercano, los niños tienden más a ser violentos; de ahí la importancia del papel del padre en el hogar. Incluso las leyes lo establecen, como dice la Epístola de Melchor Ocampo, que se lee en las bodas civiles en nuestro país:

“Ambos padres deben prepararse con el estudio, amistosa y mutua corrección de sus defectos, a la suprema magistratura de padres de familia, para que cuando lleguen a serlo sus hijos encuentren en ellos buen ejemplo y una conducta digna de servirles de modelo.”

La doctrina que inspiren a esos tiernos llamados lazos de su afecto, hará su suerte próspera o adversa y la felicidad o desventura de sus hijos será la recompensa o el castigo, la ventura o la desdicha de los padres.

La sociedad bendice, considera y alaba a los buenos padres por el gran bien que le hacen dándoles buenos y cumplidos ciudadanos; y la misma, censura y desprecia debidamente a los que, por abandono, malentendido cariño o por su mal ejemplo corrompen el deposito sagrado que la naturaleza les confió concediéndoles tales hijos.”