Los adolescentes y la presión grupal
“Acerquémonos a nuestros hijos”

 

Entrevista en vivo
 

-Es muy correcto lo que usted dice; sin embargo, cerrar el círculo es cerrar la esperanza. Yo creo que muchos padres que están oyendo este programa, si se esfuerzan y tratan de volver a ganar el terreno perdido en la comunicación con sus hijos, ayudarán grandemente.

Yo entiendo su preocupación, es muy lógica, usted trabaja constantemente con jóvenes y ve homosexualismo, lesbianismo, corrupción sexual, rebeldía, drogadicción y muchas otras cosas en ellos. Los padres vienen y le hacen preguntas a usted porque se sienten incapaces de tener las herramientas necesarias para ayudar a sus hijos que están bajo la presión grupal, a pasar esa etapa.

Entonces yo pienso que sí puede haber esperanza en esos jóvenes, pero de que va a costar, va a costar. Competir con la amistad de aquél que se comunica con tu hijo, en las clases o en la calle, no es fácil; vamos a tener que dar mucho de nuestro amor, cariño y afecto. Yo quiero tomar la tesis espiritual, o sea, el punto espiritual básico que mencionan las Sagradas Escrituras, el cual es atinadísimo al tema que usted está tocando, Licenciada.

En 1ª de Corintios 15:33 dice: “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.”. Si yo tomo estas palabras literales lo que significa es: no te equivoques, papá o mamá, enfrenta la realidad, las malas conversaciones, que también se traduce en conductas, corrompen las buenas costumbres.

Aquí hay una respuesta muy clara, muy tácita. Siempre hemos querido darle un enfoque espiritual para que esté completo nuestro programa; no sólo el enfoque científico, médico o, en este caso, de consejería, sino también el espiritual. Cuando los hijos entran en la preparatoria, a finales de secundaria, es cuando ya no se aguantan,  son una bomba, Licenciada.

-Si, exactamente. Por eso es importante actuar rápido, ya sabemos que una mala amistad puede cambiar la vida de un niño o joven que probablemente tiene algunas carencias y que necesitan ser tratadas a tiempo. Por eso los padres deben de actuar rápido, si notan esta mala influencia.

Por lo general, los padres tardan mucho tiempo en buscar ayuda y le atribuyen los malos comportamientos a cuestiones hereditarias, (es igual que su abuelo) genéticas, (desde que nació, este niño ha sido incontrolable y tremendo) o familiares (lamentablemente, este niño es resultado de todos los problemas que hemos tenido en casa).

Cuesta mucho que tomen el problema como familia y busquen la ayuda indicada, los padres intuyen que sus hijos pueden ser muy influenciables por los amigos. Lo primero que tienen que preguntarse es: ¿cómo está la autoestima de mi hijo? ¿Cuán fortalecida está como para hacer frente a este tema?

-Oiga, licenciada, de verdad este programa va a tomar mucho tiempo, pero qué bueno que estamos tomando este tema. Usted habla de autoestima, ¿sabe usted, licenciada, que una presión interna que hace que el joven sea más susceptible a la presión de sus amigos es el tener un concepto de baja autoestima?

La adolescente que se considera que no tiene bonito cuerpo o el adolescente que se considera sin inteligencia o sin popularidad entre sus amigos, es más vulnerable a la presión de sus amigos, porque su anhelo por sentir aceptación y aprobación lo va a impulsar a lograrlo por medio del conformismo, o sea, conformarse a ser como son sus amigos.

Los jóvenes con un concepto bajo de sí mismos tienden a escoger amigos y compañeros que reflejan o refuerzan esa imagen que tienen de sí mismos entre ellos. ¿Cuál es la imagen que tienen de ellos mismos? Que son perdedores. Amigos que los dominan u obstinan les van a elevar la autoestima al decirles: “tú no eres un perdedor”. Y entonces encuentran la respuesta a su baja autoestima.

Pero, ¿dónde se formó esa baja autoestima? En la casa, en el hogar, al no inculcarles valores correctos, al no llenarlos de afecto, al no pasar tiempo con ellos, al no inculcarles los valores morales de las Sagradas Escrituras, que son muy buenos para aconsejar, para infundir en ellos inteligencia, sabiduría y para inculcarle buenas costumbres. En fin, de todo lo que podamos echar mano, con un corazón dispuesto a amar a nuestros hijos.

Al inculcarles esos valores, nuestros hijos no van a andar, perdone la expresión, mendigando migajitas de amor a sus amigos con tal de ser aceptados; al contrario, serán ellos un ejemplo. Muchos de los jóvenes que están como barcos bajo el oleaje del mar, de un lugar a otro, van a aprender de nuestros hijos lo que significa valorarse a sí mismos, la verdadera felicidad, los amigos en casa, las actividades sanas, etc. Y van a aprender que no necesitan unirse al grupo mediante ingerir bebidas alcohólicas, inhalar o inyectarse droga, tener sexo, disfrazarse o vestirse de tal manera, tal como se viste el grupo, para ser aceptado.

Y aún que lo rechazaran, siempre hay personas que lo van a admitir en cualquier lugar, porque van a anhelar lo que ellos tienen. Nuestros hijos aprenderán a escoger lo mejor como compañero o amigo en sus vidas. ¿Qué opina al respecto, licenciada?

-Claro que sí, por eso es importante conocer a los amigos de nuestros hijos. Cuando un adolescente posee una ‘mala amistad’ se distancia de su familia y con ello los padres pierden poder de influencia sobre su hijo y todo el mundo a su alrededor. Por esto, los padres deben conocer a las amistades de sus hijos de forma natural y espontánea, ya que así podrán evaluar en la práctica qué está sucediendo con su hijo: a) en las conversaciones que se generan en el día, con los amigos de nuestros hijos, cuando éstos van a nuestras casas; y b) cuando llevamos o vamos a buscar a nuestros hijos a una fiesta.

Hay que tener presente que a una determinada edad los niños van a valorar fuertemente lo que piensen, digan o hagan sus amistades y que uno, como padre, tiene que meterse en su mundo, incorporarse, facilitarles el contacto, las juntas y las reuniones, porque de lo contrario simplemente se quedará fuera del sistema, aumentará la distancia con su hijo y disminuirá las posibilidades de intervenir.

Continuación...
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