Cómo restablecer la confianza Parte I

 

El teléfono: ¿problema o incentivo?
 

Unas cuantas actividades frecuentes en las vidas de los adolescentes son: pasar tiempo en sus cuartos, estar con sus amigos, salir juntos y hablar por teléfono. El hablar por teléfono es una costumbre o hábito; si tienes un adolescente que no quiere pasar una cantidad considerable de tiempo en el teléfono, él o ella es la excepción en lugar de la regla.

         Los problemas surgen en la familia porque el usar el teléfono interfiere en ciertas áreas. Primero, el que las actividades requeridas no son realizadas porque el adolescente pasa mucho tiempo en el teléfono, no tiene tiempo de hacer su tarea o mantener sus cuartos limpios y en orden. Los conflictos surgen porque las tareas o responsabilidades requeridas no son realizadas.

         Otro problema que surge es que al estar el adolescente completamente envuelto en su conversación, no se da cuenta de lo que está pasando alrededor de él. Supón que has estado trabajando 2 horas para limpiar la casa, mamá, y durante este tiempo tu hija ha estado recostada en la cama hablando por teléfono. ¿No sería correcto que tu hija voluntariamente te ayudara en vez de estar hablando por teléfono?

         La tercera área en general, que causa muchos problemas es que el adolescente usa el teléfono en el tiempo que no debiera hacerlo. Consecuentemente nunca puedes usar el teléfono cuando él o ella está en casa y tus amigos te dicen que siempre que llaman a tu casa la línea está ocupada.

         Los problemas que surgen con el uso del teléfono son, principalmente, el resultado de una falta de estructura, esto es, reglas en relación a cuándo, cuánto tiempo y bajo qué circunstancias el teléfono puede ser usado por tu adolescente. Para minimizar las dificultades, los padres deben establecer una serie de reglas y reforzarlas consistentemente.

         El hablar por teléfono es algo normal en la vida del adolescente y se le debe permitir, no sólo porque es un comportamiento característico de esa edad sino porque ayuda a que tu adolescente se relaciones con otras personas, que tenga amigos y que tenga una habilidad de comunicarse e interactuar con otros.

         Sin embargo, a menos que reglas específicas y consecuencias estén establecidas en relación a esta actividad, los problemas ciertamente van a surgir. Sólo porque un muchacho tiene acceso al teléfono no significa que tiene un uso ilimitado de este privilegio, así como tener la licencia de conducir no significa que puede usar el auto siempre que él quiera.

         La selección y el número de cosas que pueden servir como recompensas, motivadores o incentivos dramáticamente decrecen cuando un niño entra a la adolescencia. El teléfono      es una de esas cosas que puedes usar como motivador para hacer que tu adolescente muestre un comportamiento más apropiado, cooperativo y responsable.

         Aplicar consecuencias naturales es una de las maneras de establecer reglas y consecuencias, que nos dará ideas generales de cómo hacerlo: “te estoy pidiendo que cooperes conmigo y dejes de molestar a tu hermana, tú me estás pidiendo que coopere contigo y te permita usar el teléfono; si cooperas conmigo yo coopero contigo, el día que no cooperes no te dejará hablar por teléfono”.

         Si un muchacho tiene un teléfono en su cuarto o su propia línea, debe correr con los gastos; él no tendrá para darte dinero, pero puede ganar dinero haciendo quehaceres, siendo amable con sus hermanos y cooperando. La cantidad que gane podría ser usada para pagar el servicio del teléfono, la consecuencia natural si no quisiera pagar por el servicio sería que el teléfono fuera desconectado.

         Para el adolescente que no le va bien en la escuela porque no pone de su esfuerzo o porque no está haciendo el trabajo requerido, le podrías decir: “tu trabajo es ir a la escuela y hacer lo que deberías hacer; si haces tu trabajo podrás tener el privilegio de hablar por teléfono, si no lo haces no se te permitirá usarlo”. Entonces podrás obtener reportes de progresos semanales en la escuela, en relación a los comportamientos antes mencionados.

         Aquí podemos ver la regla de la abuelita: “puedes usar el teléfono sólo después que hayas terminado tu tarea”. Si tu muchacho está teniendo un problema con un tema particular en sus estudios, tú le puedes decir: “las noches que me muestres tu tarea y podamos revisarla juntos, podrás hablar por teléfono; las noches que no me muestres la tarea no se te permitirá usarlo. Tú tienes 4 quehaceres que terminar todos los días después de la escuela, por cada uno que termines antes de las 8 de la noche podrás hablar 15 minutos por teléfono; cada noche podrás hablar 1 hora o menos, esto depende de ti”.

         El punto de estos ejemplos es que tú tendrás que hacer que el muchacho gane tiempo para hablar por teléfono usando el teléfono como un incentivo. Podrás ir modificando comportamientos que creas convenientes y formando otros. Si estás considerando poner una línea de teléfono en el cuarto del muchacho, podrás hacer que él gane esto como un privilegio para, de esta manera, cambiar algunos aspectos de su comportamiento o actitud.

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