Cómo restablecer la confianza Parte I

 

Conoce a tu hijo y a sus amigos
 

Recuerda que el adolescente ya no es niño, debes tratarlo como adulto, eso es para ayudar a formar en él una buena actitud de responsabilidad y confianza. Ahora debemos establecer, tal como al adulto se le establece, una autoridad; los adultos tenemos autoridades en el trabajo, en el gobierno y en diferentes áreas de la vida social. Tenemos reglas que cumplir. Si no obedecemos una señal de tránsito somos infraccionados, si no pagamos nuestros impuestos a tiempo somos multados, si cometemos un delito somos multados o juzgados.

         Es lo mismo con el adolescente, no se le puede tratar diferente si queremos ayudarlo. El tener un puente de comunicación con tu hijo es muy importante, puedes hablar en la hora de comida o en la cena. Si sólo se ven una vez al día, aprovecha ese momento, deja de hacer lo que estás haciendo. Si llegas de trabajar y tu hijo se acerca a platicar contigo o a hacerte una pregunta, de ninguna manera le digas que estás muy ocupado, a menos que sea algo muy urgente lo que estás haciendo. Aprovecha cada oportunidad para estar con tu muchacho, no trates de aprovechar lo que te está diciendo para darle un sermón o un discurso; simplemente deja que desahogue sus sentimientos y limítate a responder su pregunta.

         Los puentes de comunicación son importantísimos, como lo hemos visto en otros programas, son vitales. Toma tiempo conocer qué siente tu hijo, qué piensa y qué desea. Conocer a los amigos de tu hijo es muy importante, ellos son los que van a moldear su futura conducta si no logras tener la autoridad sobre él y ser el ejemplo, el ejemplo será el amigo. Muchas de las veces te darás cuenta que la idea que tenías de esos amigos no es correcta; invítalos a comer, a un deporte, a una parrillada, observa como se conducen, qué hablan, de qué platican, trata de comportarte joven, no te veas raro en la mesa, escúchalos y te darás cuenta que no eran tan malos como tú pensabas.

         Por otro lado, tendrás la oportunidad de ayudar también a esos adolescentes con quien tu hijo se junta. Los valores espirituales y morales son importantísimos en la formación del carácter, pero éstos no se pueden establecer si no das el ejemplo. Algunas personas pretenden que los sermones van a cambiar a las personas. De ninguna manera. Les entra por un oído y les sale por el otro y más si siempre les repites el mismo sermón. Llegará el momento en que tu hijo te diga: “sabes qué, ya lo grabé, aquí lo tengo, mejor voy a usar la grabadora porque ya me sé lo que vas a decir”.

         Es la actitud y el comportamiento de los padres, el hablar verdad cada quien con su prójimo, el no robar, ni mentir, lo que será un ejemplo muy poderoso sobre tus hijos; el que cumplas tus promesas, el que tengas templaza en la manera en que hablas, el que hagas deporte junto con ellos, el que estreches lazos de afecto y comunicación y cariño.

         Tus hijos deben ver que la vida matrimonial no es un castigo, sino algo bellísimo, si es cierto que exige muchos compromisos pero cada uno de ellos se resuelve cuando ambos padres están en común acuerdo y cuando un vínculo o lazo de amor los une.

Los padres, líderes del hogar
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