Por: Ing. Gilberto Sánchez

El juego no es el causante de la adicción, el problema consiste en cómo el niño enfrenta el videojuego, cómo se adecua al juego y con qué actitud se relaciona con él. El niño puede estar jugando cualquier videojuego, puede ser uno de carrera de autos, y se absorbe tanto en el juego, que su mundo es sólo el videojuego y piensa única y exclusivamente en él.

         Hace unos días estuve yo en un centro comercial, fui de compras con mi familia y tuve la oportunidad de ver algunos videojuegos que presentan en pantallas y me detuve un momento para ver de qué se trataba. Había ahí dos niños que estaban jugando y pude observar como los videojuegos están tan bien elaborados que parecen reales. A la hora de jugar es como si el niño estuviera dentro de la escena, dentro de la historia, toma un personaje para conducirlo como si fuera él mismo.

         Básicamente la temática se trataba de un monstruo que estaba invadiendo una ciudad y los niños eran una especie de soldados los cuales le disparaban, tiraban bombas, usaban estrategias de guerra y buscaban detener a ese ser; el juego se terminó cuando se le destruyó. Pude ver como los dos niños estaban absortos en el juego, como viviéndolo, estaban sudando, apretando los controles, haciendo gestos de desesperación, es decir, el juego como una vivencia.

         Eso nos habla de cuán poderosa es la atracción de los videojuegos sobre los niños, cómo en verdad ellos se meten tanto que se olvidan de su entorno; si el juego terminó rápidamente porque no pudo pasar la primera etapa, vuelve a insistir, busca técnicas y busca la manera de pasar al siguiente nivel. Esto puede llevar horas, le lleva bastante tiempo el poder encontrar la respuesta para salir de la primera etapa del juego y, una vez que pasa la primera etapa, sigue con la segunda que es igual de complicada o más.