El adulto mayor en la familia

 

El maltrato a la tercera edad
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

Alguien pudiera decir: “permítame, pero yo no maltrato a mi padre”. Voy a explicar qué quiero decir al hablar de maltrato. Según la Organización de las Naciones Unidas, cuando hablamos de maltrato hablamos de cualquier acto u omisión que produzca daño a una persona de la tercera edad, en este caso.

         Hablamos de personas que tienen una responsabilidad para con alguien y no la cumplen. Este tipo de actitudes pueden ser intencionales o no; hay personas que dicen amar a sus papás pero no los van a ver en meses, no saben cómo están o qué necesidad tienen. Esto cabe dentro del contexto de maltrato, cuando se sabe que están en necesidad o tienen problemas físicos.

         Puede ser intencional o no, la persona legítimamente puede tener mucho trabajo, puede andar de aquí para allá; pero la verdad es que siempre hay tiempo. Siempre hay un buen tiempo para pasar y ver cómo están aquellos seres que nos dieron la vida. ¡Claro que si hay tiempo!

Los maltratos pueden ocurrir dentro del medio familiar, en un medio comunitario o dentro de una institución encargada del cuidado del anciano. En esos lugares se pueden cometer esos actos involuntarios o de omisión que produzcan daño a las personas mayores de 65 años. Cuando suceden estos actos se pone en peligro la integridad física del anciano o también se pone en peligro su integridad psicológica; puede haber incluso agresiones de tipo sexual, donde se ponen en peligro los principios de autonomía o los derechos fundamentales del individuo.

Los maltratos se observan en todas las clases sociales y en cualquier nivel socioeconómico. Las investigaciones que se han hecho al respecto hablan de que en todos los niveles se dan este tipo de situaciones. La persona puede estar en un cuarto de la casa, totalmente desatendido: nadie le da de comer, nadie se preocupa por sus necesidades, nadie se preocupa por sus medicinas, están siempre solos, nadie está ahí para platicar con ellos.

Yo en lo personal he tenido experiencias muy hermosas con personas de la tercera edad, con mis abuelos pude platicar no pocas veces y es muy enriquecedor conocer sus historias. Mis abuelos eran de rancho, eran personas que vivían tiempos difíciles; sin embargo, nos platicaban cómo sobrevivían en el campo, en las rancherías.

Esto es muy enriquecedor, nos ayuda a conocer mucho a nuestros padres, a conocer acerca de la vida, porque finalmente en los ancianos hay sabiduría y conocimiento de las cosas. Ellos tienen toda una vida de experiencia y esa vida tiene mucho que platicarnos, mucho que enseñarnos. También puede haber muchas malas experiencias que serán útiles para que nosotros, al enfrentar situaciones similares, aprendamos a tomar buenas decisiones, aprendiendo de la experiencia de nuestros padres o abuelos.

Discriminación y maltrato social y económico
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