La educación integral de los hijos

 

Cultivando un mejor futuro
 

Por: Lic. José Eduardo Alvarado

La educación entonces no es para sacar el certificado solamente, debemos revaluar las metas que nos hemos trazado en la educación de los hijos. La educación de los hijos no es  una carrera que se estudie en algún lugar, pero un padre responsable siempre estará vigilando estos aspectos para lograr la excelencia.

Una educación de excelencia no es la que se da en un colegio caro necesariamente, sino es la educación que es supervisada por un padre que está involucrado en el desarrollo de sus hijos y que vigila todas las áreas de su formación. Esta obra implica esfuerzo, trabajo y dedicación, pero los resultados se cosecharán al final.

Aprendamos algo: nuestro pueblo mexicano es un pueblo que apenas empieza a despertar y muchos países latinoamericanos están en la misma situación. Según estadísticas del UNICEF, en una muestra de lectura de comprensión nuestro país apareció en el lugar 106, la muestra incluía 107 países.

Eso nos da una idea muy importante: si no preparamos a las generaciones que tenemos actualmente, educándolas e instruyéndolas de manera conveniente, seguiremos padeciendo las carencias que tienen todos los pueblos que no son educados, entre ellas están la violencia y la corrupción.

La cultura del mínimo esfuerzo sigue prevaleciendo en nuestra cultura y es tiempo de que volteemos hacia nuestros hijos para empezar a crear una nueva cultura basada en la educación con fundamentos y valores morales.

De una generación de padres que comprenden esta problemática y que toman las medidas necesarias -la gran diferencia está en el hacer- realizando los cambios necesarios, atendiendo y priorizando las necesidades de sus hijos,  dependerá el futuro de nuestro país y de muchos países en Latinoamérica.

Quiero mencionar un texto de las Sagradas Escrituras que está en Proverbios 13:23, dice así: “En el barbecho del pobre hay mucho pan, más se pierde por falta de juicio.”

La idea aquí es que ese barbecho, ese campo que por largo tiempo no se ha cultivado tiene mucho potencial. Ese campo son nuestros hijos. Pero sino hay sabiduría, juicio y dedicación de los padres se va a perder esta generación y seguiremos adoleciendo de las mismas consecuencias.
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