¿Amas a los niños?

 

El refugio de los niños: la familia
 

Por: Lic. José Eduardo Alvarado

La familia debe de ser un lugar de abrigo, de cuidado y protección para los niños. Pero es precisamente aquí donde los niños son víctimas de los peores abusos, violencia, maltrato y discriminación. Si hemos de dignificar el trato que merecen los niños hemos de resolver en el ámbito que nos corresponde: a nivel familiar. Hemos de reevaluar sus personas considerándolos como lo que son, las personas más frágiles de esta tierra y que merecen más dignidad y respeto.

Las conclusiones a las que llegan los organismos locales e internacionales que pugnan por proveer mejores condiciones para ellos y promover derechos que deberían ser naturales por ser solamente niños, son loables.

Sin embargo, es evidente que a nosotros nos corresponde –a usted, a mí y a cada persona que escuche este programa- proveerles las condiciones necesarias de respeto para el completo desarrollo de nuestros niños, entendiendo que de lo que hagamos en este ámbito se podrán establecer las bases para que ellos puedan empezar a ver una perspectiva diferente en este mundo, una esperanza.

Quisiera mencionar brevemente un texto de las Sagradas Escrituras. La Biblia es un libro de derechos que son inalienables, en muchos sentidos, a todas las personas. En el texto sagrado podemos encontrar muchos ejemplos de cómo Dios se preocupa siempre por los seres humanos, por los más necesitados: los niños.

“Defended al débil y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso. Librad al afligido y al necesitado; Libradlo de mano de los impíos.”
                                                                                                      Salmos 82:3-4

Dentro de las propuestas que nuestra asociación tiene está el velar por los derechos de los seres más indefensos. Hacemos eco en este mandado: defender al débil y al huérfano, a esos niños que han quedado sin protección ni abrigo.

¡Cuántos quebrantos hay en la vida de esos niños indefensos! ¡Cuántos sueños frustrados! Han pasado por muchas situaciones y ahora no van a poder recibir el amor y el cariño de un padre. Haced justicia al afligido y al menesteroso, dicen las Sagradas Escrituras, a esas personas que quedan tullidas o sin protección, sin poderse valerse o decir: “yo soy un niño y merezco respeto.”

Que esta reflexión sirva para los padres de familia y para usted, para que reafirmen y reevalúen cómo ha sido su conducta para con los niños y para que podamos proponerles un mejor estilo de vida.

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