El valor permanente de la familia

 

Un concepto distorsionado
 

Por: Lic. José Eduardo Alvarado

El concepto de familia ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Recuerdo que hace dos años a mi sobrina chica le regalaron una casa de muñecas. Para mi concepto, una casa de muñecas es una casa en donde están la cocina, la sala, el comedor, las recámaras, el baño, un jardín, las personas, el papá, la mamá, los hijos y tal vez un animalito.

Para muchas personas ese concepto ha cambiado. Cuando yo le pregunté a mi sobrina qué era ese juguete, me dijo: “es la casa del papá, también está la casa de la mamá y la casa de los hijos.” Es decir, el concepto de familia como una entidad que vive bajo un mismo techo y que respetan a una autoridad, ha cambiado drásticamente.

La casa que tenía la hija -me decía mi sobrina- es una casa en donde hay una cocina, algunos sillones, un lugar para dormir y un lugar en donde se escucha música y se ve televisión. A ese nivel está afectando la mentalidad de los niños y jóvenes. Tenemos que tomar las medidas necesarias para que esto no vaya más adelante.

Pensemos en lo que ocurre en un cuerpo cuando una célula empieza a estar enferma y no tiene la capacidad para regenerarse. Lo normal es que el cuerpo tiende a debilitarse hasta llegar a un tiempo en que si todas sus células están enfermas y el cuerpo va a morir.

Precisamente eso es lo que está ocurriendo con la familia, como la célula más importante de la sociedad: ha empezado a estar enferma por los problemas del machismo, la liberación femenina y la desvinculación de la responsabilidad de los padres hacia los hijos. No hay medicamentos adecuados para procurar su regeneración, eventualmente llegará un momento en donde las familias enfermas producirán un caos tal que la sociedad entera se desintegrará ó desaparecerá.

Pareciera un panorama muy poco optimista, pero aún la historia confirma esta posición. Cuando la familia desaparece, la sociedad desaparece.

El ejemplo más dramático tal vez lo tenemos con la reciente aprobación en algunos estados de la República Mexicana, y en algunos países del mundo, de una figura jurídica que se denomina pacto. En éste, personas del mismo sexo pueden establecer un pacto para estar juntos, para convivir, para adquirir derechos y obligaciones mutuos. Una figura que no debe asemejarse a la familia.

Sin embargo, la idea empieza a tomar forma en la mente de las personas y se estima que esto empezará a aprobarse en algunos otros estados de nuestro país; en otros países del mundo ha estado ya en boga desde hace algún tiempo.

Las familias de nuestro amado México, que aparentemente procuran fortalecer los lazos familiares, no son la excepción a este planteamiento descrito. Digo aparentemente, por que en estadísticas del antes llamado CONAPO (Consejo Nacional de Población) de hace unos cinco años, las prioridades del mexicano estaban establecidas de esta forma:

Prioridades

Porcentaje

Familia

85 %

Trabajo

67 %

Recreación

28 %

Amistades

25 %

Política

12 %

Esto quiere decir que para los mexicanos de hace unos cinco años, la familia era lo más importante en sus prioridades. De ahí la mercadotecnia ha hecho su “agosto”, aprovechando los sentimientos de nuestra población y comerciando con ellos, usan los días clásicos de las madres, del padre, del abuelo, etc.

Se necesita un fundamento firme
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