Depresión y suicidio juvenil
 

La depresión, una enfermedad actual
 

Por: Dr. Salvador Cárdenas

Cuando comparamos el número de jóvenes que hoy se suicidan con el de hace 50 o 60 años, vemos que hay una gran diferencia. También debemos ver cómo son los jóvenes de hoy y qué los lleva a la depresión y al suicidio; ¿qué es lo que los jóvenes antes no vivían? Es obvio que los tiempos han cambiado y la mentalidad también; sin embargo, es necesario ver que no todo cambio necesariamente es bueno.

Los jóvenes que se abren sin límites a las relaciones sexuales o a los noviazgos en donde hay de todo, cuando éste se termina el joven está triste y no le encuentra sentido a la vida. Hoy en día las relaciones sexuales se ven con mucha naturalidad, pero ¡créeme! cuando la emoción y el placer pasan y se termina la relación, se viven momentos de mucha tristeza y a veces de depresión.

Obviamente el uso de drogas, tan frecuente hoy entre los jóvenes, es un asunto que hace que los jóvenes se desestabilicen emocionalmente. Las drogas artificiales alteran el estado de ánimo: el joven se siente eufórico, se siente fuerte y con energía, pero en pocos minutos el estado de ánimo se baja hasta los suelos y se siente triste, pesimista. Esos estados de ánimos alterados pueden llevarlo a una vida de depresión.

La juventud está viviendo tiempos acelerados, de muchos estrés, angustia y problemas. Tratan de encontrar momentos agradables por medio del sexo y por medio de las drogas; sin embargo, esas no son soluciones reales, sólo llevarán al joven a deprimirse y probablemente a suicidarse.

Muchos de los jóvenes que a diario se suicidan en nuestro país dejan cartas de despedida en donde dicen cosas como: “me suicido por los problemas de mis padres”, “me suicido porque Fulanita ya no me ama y ahora anda con otro” o “porque Fulano, mi novio, me abandonó y ahora dice que ya no me quiere, después de vivir tan intensamente nuestro noviazgo ya no le encuentro sentido a la vida”.

Otro punto importante que lleva a los jóvenes y adultos a la depresión es cuando hay una conciencia acusadora, una conciencia que no está contenta con nuestras acciones. Todo ser humano, así nos creó Dios, tiene una conciencia que nos hace ver lo bueno y malo. Cuando yo decido hacer lo bueno mi conciencia me aplaude, está en paz y yo estoy en paz con mi conciencia. Pero cuando decido hacer lo malo mi conciencia me aguijonea, me dice que soy hipócrita, que soy mentiroso, que estoy haciendo cosas que no debo hacer.

Entonces, cuando yo no respeto a mi conciencia ni le doy un lugar importante en mi vida sino que trato de quitarla, hace que mi sistema nervioso empiece a entrar en crisis porque mi conciencia me dice que debo hacer algo bueno, y yo decido hacer algo malo. Eso hace que venga una desestabilidad emocional y a la larga esto produce tristeza y depresión.

Debemos aprender a respetar nuestra conciencia, no hagas aquello que sabes que es malo, no solamente porque es malo e incorrecto, hazlo para respetar tu propia conciencia. Dios te puso esa conciencia y, a diferencia de los animales, los seres humanos sabemos si lo que hacemos es bueno o malo. Hacer lo bueno es el camino de la felicidad, escoger lo bueno es el camino de la alegría verdadera; escoger lo malo es un espejismo.

Las personas escogen lo malo porque piensan que así van a ser felices, escogen el libertinaje sexual, las drogas, el alcohol y muchas otras cosas porque ven en eso alguna felicidad. Ciertamente dan algo de felicidad y placer, sino lo dieran nadie practicarían eso. Pero al final la persona se siente vacía, siente que no tiene sentido la vida y trae una conciencia acusada y manchada, no tiene paz ni puede dormir.

Otro punto por el cual los jóvenes pueden deprimirse es por llevar una vida pasiva y sedentaria. El joven está hecho para vivir la vida con fuerza, con alegría, con energía, con propósito, haciendo alguna actividad física, pero un joven que es pasivo y sedentario es más fácil que se deprima que alguien que practica algún deporte o ejercicio.
Necesidades que deben ser satisfechas
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