La Dislexia
 

La estrategia de compensación
 

Por: Dr. Salvador Cárdenas

A partir de los 10 años los objetivos serán diferentes, buscando fundamentalmente la enseñanza de estrategias de comprensión de textos. El punto ya no es aumentar la consciencia fonológica y la automatización, sino cómo hacer que la persona mejore la comprensión de lo que lee.
Para esto hay que proponer estrategias para que él mismo vea cuál le favorece más. Por ejemplo, buscar la palabra clave de una frase o de un conjunto de frases, hacer algún resumen y buscar las ideas principales de lo que lee.

Las estrategias de compensación son todas aquellas que, sin modificar las capacidades deficitarias de la persona, le facilitan su adaptación a la vida diaria, apoyándose en sus puntos fuertes.

En otras palabras, la persona mayor de 10 años que tiene dislexia, puede hacer uso de ciertas cosas que le ayuden a vencer esa área débil que ésta le provoca. Algunos instrumentos de ayuda pueden ser la calculadora, grabaciones de voz, tablas de datos o presencia de un adulto ayudándole con la lectura oral. En fin, hay muchas cosas de las que se puede echar mano para una mejor comprensión de la lectura.

Para finalizar, hay ciertas terapias o tratamientos para la dislexia que no han demostrado ninguna eficacia y que, sin embargo, sus promotores las proponen como algo excelente para ayudar a los niños con dislexia, lo cual es deshonesto e inadecuado.

Una de ellas es el entrenamiento visual-optométrico que se basa en la teoría de que la dislexia se debe a un defecto visual y consiste en ejercicios rastreo visual, control inocular y cosas por el estilo. Algunas personas proponen este tratamiento en el que los padres de familia, como ven una posibilidad de ayudar a su hijo, gastan cantidades importantes de dinero, pero que no ha demostrado ventaja alguna en los niños con dislexia.   

También se les ha intentado tratar con lentes de colores, lo cual tampoco ha demostrado eficacia alguna. Además, existe la terapia con entrenamiento cerebelo-vestibular, la terapia de integración sensorial, la retroalimentación electroencefalográfica o la sinesiología aplicada.

Lo que sí ha demostrado eficacia es la paciencia, el amor, el ensayo y el reiniciar la terapia educativa en el área de la lectoescritura.

 En el libro de Mateo 22:36 un hombre le pregunta a Jesús: “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”

¿Queremos ayudar a un hijo o alumno con dislexia? Hay que tenerle paciencia, hay que iniciar nuevamente todo el proceso de enseñanza de la lectoescritura, hay que ir a su ritmo y velocidad, hay que ensayar la cuestión de la consciencia fonológica y la automatización de la lectura y hay que ayudarlo con técnicas a que tenga una mejor manera de lectura de comprensión.

Así se amaría a una persona con dislexia. Jesús dijo que el segundo grande mandamiento es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

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