El padre que anhelaría ser
 

Amor = tiempo
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

En los Estados Unidos, una joven respondió a una encuesta diciendo: “Había tenido un mal día en la escuela y lo único que quería era un poquito del tiempo de mis padres. Quería un simple abrazo, eso hubiera bastado. Pero ellos estaban demasiado ocupados, así que llevé mis problemas a mi novio. Una cosa llevó a la otra y ahora tenemos relaciones sexuales. Papá y mamá, ¡ojalá los hubiera encontrado cuando los necesitaba!”

La palabra amor la podemos deletrear con las siguientes letras: t-i-e-m-p-o. El padre que realmente ama a sus hijos debe tomarse el tiempo que esto requiere. En una encuesta realizada en los Estados Unidos, se reveló que el promedio diario que un padre invierte para estar con sus hijos son tres minutos y medio. Esto es una cantidad ridícula, no sirve para nada.

El verdadero padre sacará tiempo para estar con ellos, pues necesita ser sensible a sus necesidades, escucharlos, observar lo que hacen y tratar de captar los sentimientos y las necesidades que reflejan sus palabras y acciones. Sus necesidades son muy importantes. Es natural que los hijos busquen depender de sus padres, que los abracen, que lloren y sufran con ellos. Muéstrale a tu hijo que te interesa mucho, dile: Aquí estoy, hijo, te amo y juntos superaremos esto.

Cuidemos las palabras que hablamos con ellos; nuestras palabras tienen un gran poder para ayudar o para lastimar. Si somos sarcásticos o críticos, cualquier intento de consolar será ineficaz. Nuestro lenguaje verbal debe expresar cosas positivas y edificantes, no palabras negativas que destruyen, tales como: ¡Apártate, no me molestes! ¡No tengo tiempo para ti! ¡Eres un tonto y un fastidio!

Si de verdad quieres que tus hijos sientan tu consuelo y apoyo, métete en su mundo y trata de comprenderlos. Muchos padres esperan que sus hijos se comuniquen con ellos a su nivel, pero ellos no se bajan al nivel de sus hijos.

Ofrezcamos consuelo y apoyo a nuestros hijos, porque esto tendrá un efecto de largo alcance tanto para ellos como para ti. Tú podrás verlos enfrentar las presiones malsanas de sus amigos con la seguridad de que pueden vencer. Ellos encontrarán en su hogar abundante apoyo y consuelo. Los verás desarrollar amistades sanas, se ganarán el respeto y la admiración de sus amigos al irse convirtiendo en jóvenes capaces y seguros de sí mismos, que saben que, pase lo que pase, pueden contar con su padre.

¿Cómo es tu hijo? ¿Lo conoces? ¿Es tímido o solitario? ¿Es temeroso al fracaso, inseguro y vulnerable ante las presiones? ¿Cultiva amistades perjudiciales? ¿Está cansado de la vida? ¿Realmente te has detenido a conocer a tu hijo, cómo piensa o qué siente?

Muchos padres se horrorizan cuando sus hijos llegan a la adolescencia y los oyen hablar mal, cuando escuchan que su hija está embarazada, tiene relaciones sexuales con su novio o se quieren ir de la casa, o cuando escuchan frases como: ¡Papá, te odio, ya no quiero vivir aquí! Esas palabras son el resultado del descuido de los padres. No te espantes ni te alarmes cuando hagan declaraciones, como: ¡Quisiera morirme! ¿Para qué nací? ¡Odio la vida!

En cambio, ¡qué distinto es cuando nuestros hijos nos ven como el lugar seguro! Ellos pueden acudir a nosotros por consuelo, apoyo y cariño y nos ven como los que cumplen sus promesas. ¡Qué distinto es cuando puedan confiar y depender de papá!

Un lugar seguro para nuestros hijos
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