Cómo Criar Hijos con Éxito Segunda Parte
 

La enseñanza en el hogar
 

Por: Lic. José Eduardo Alvarado

El tercer fundamento es muy importante: la enseñanza. Esto significa mucho para los padres que tienen hijos pequeños, porque van a poder establecer cosas muy valiosas desde edades tempranas, pero también sirve para corregir muchas de las deficiencias que puede haber en su familia, si usted ya decidió que las cosas deben cambiar en su casa.

Los años que anteceden a los primeros años de escuela son los más decisivos y determinantes para inculcar aquellas bases que pretendemos establecer en nuestros hijos. Si hay un buen fundamento en estos primeros años podremos esperar que nuestros hijos aprovechen la enseñanza que se les imparte en la escuela.

Es importante enfatizar que en realidad ninguna institución de educación, por excelente que sea, puede realizar el trabajo que los padres deben realizar en casa. Estas instituciones son sólo apoyos en las áreas que, en muchas ocasiones, los padres no están capacitados para enseñar (conocimientos especializados, álgebra y física) y para reforzar lo que éstos ya han hecho en casa, en cuanto a la formación del carácter y el establecimiento de la personalidad: hábitos, valores y carácter.

De entrada nos damos cuenta que la educación debe empezar en casa; si comienza de manera adecuada, entonces habrá un aprovechamiento óptimo en la escuela. Tengamos claras las metas que nos hemos trazado para nuestros hijos. No debemos permitir que factores externos, como la televisión, revistas, películas, filosofías y modas, influyan en el carácter y la personalidad de nuestros hijos, sobre todo en las etapas tempranas, porque entonces la batalla que estaremos librando será mucho más difícil.

Ningún plan puesto en práctica en ninguna institución o escuela, por más especializada que sea, es sustituto de lo que los padres estamos llamados a hacer en la casa. Pero, ¿qué necesitamos enseñar los padres?

Un hombre de la historia, el Señor Jesucristo, habló acerca de que el conocimiento de la verdad es la mayor fuerza liberadora en la vida de cualquier persona y la verdadera libertad se produce cuando la persona hace lo que es recto, justo y verdadero. Esto sólo puede ser logrado si establecemos lo que hemos mencionado anteriormente: el fundamento del amor y de la disciplina.

El amor es el cimiento principal, de éste se derivan las reglas y la disciplina. La disciplina tiene que ver con el establecimiento de las reglas de la casa. Una vez puesto ese cimiento se puede empezar a enseñar. Es imposible adquirir conocimiento, atesorarlo, valorarlo, comprenderlo y llevarlo a la práctica, si antes no se han establecido estos dos primeros fundamentos.

¿Cómo y qué debemos enseñar a nuestros hijos?
Condiciones Legales de Uso | Derechos reservados 2012 ©