Heridas Emocionales
 

Vencidos por el dolor
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

¿Cuántas personas son vencidas por esos sentimientos de dolor y se hunden más emocionalmente y llegan a experimentar trastornos como la depresión, ansiedad o esquizofrenia?

Es como si una raíz fuera creciendo y se conviertiera en un árbol e invade todo tu ser interior y afecta lo que haces. Te estorba y molesta. Esa es la raíz de amargura.
Para muchos, la palabra amargura significa una persona que no se divierte, que no pasea y ríe.

Las Sagradas Escrituras nos enseñan en Hebreos 12:15: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios, que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe y por ella muchos sean contaminados.”

Los sentimientos heridos se convierten en cicatrices que no sanan y entonces se arraigan; se vuelven árboles que crecen en nuestro interior pero que llevan muy mal fruto y que destruyen el buen fruto.

Cuando brota la raíz de amargura y por ella muchos son contaminados, (tus hijos, esposo y los demás).

Cuando no perdonas el daño recibido, afectas a otras personas. Esto se refleja en enojos, contiendas, amarguras contra otras personas, calumnias, o el deseo de ver sufrir a la persona que te ha hecho daño. Piensas mal de los demás, te puedes volver muy irritable, etc. A veces no te sientes contento con la situación presente que vives o hay ingratitud en tu corazón junto con quejas y molestias.

Maldices, hablas chismes, te quejas o difamas a las personas que te han  lastimado. Y surge en tu vida desconfianza y el temor a ser rechazado. A veces sientes temor hacia otras personas sin algún fundamento. Te vuelves tan vigilante de que no quieres volver a ser engañado.

Cuando no perdonas de todo corazón, recuerdas lo que te hicieron. Te cuesta trabajo pasar por alto las ofensas, te es difícil expresar afecto a tu esposa o hijos y a demás seres queridos. Te es difícil recibir o prestar ayuda.

Si quieres ser libre de todo esto es importante que estés dispuesto a perdonar con todo tu corazón.

Cuando se desarrolla la amargura, te vuelves muy sensible a algún comentario verbal. A veces, por ejemplo, te quejas porque no ves en tu esposo cooperación. Esas son evidencias claras de que en tu vida no has perdonado el daño que has recibido.

Muchas mujeres se sienten frustradas porque sus esposos no cooperan económicamente. Esto es una plaga que está afectando a muchas familias porque los hombres gastan el dinero en alcohol, en mujeres, con los amigos. Esto hiere y lastima tanto que hasta produce un estrés incontrolable en la vida de las mujeres e hijos.

¿Cuántos niños y adolescentes viven desamparados? ¿Cuántas mujeres viven sin el respaldo de sus esposos para gobernar sus hogares?

El perdón es la cura para muchísimas heridas emocionales. Porque si no perdonas es  como si trajeras un veneno dentro de tu corazón que está afectando tu vida en lo emocional, en lo físico y en lo espiritual.

¿Cuántas enfermedades como la colitis, la presión alta, úlceras, artritis, neurodermatitis, enfermedades del corazón, son el resultado del resentimiento?

El no perdonar es conducir tu vida para que la controle el odio. ¡Qué horrible es esto!
Nunca termina el túnel de la desesperación. Eres devorado por esos sentimientos como si fueran sanguijuelas que están chupando la sangre de tu alma, que carcomen y pudren tus emociones.

Necesitas libertad
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