La madre de familia y sus errores más frecuentes
 

El Matriarcado
 

Por: Dr. Salvador Cárdenas

El matriarcado es un error muy grave y vamos a tratar de explicarlo y entenderlo en la forma debida. Generalmente, a la mujer le gusta dominar y esto es algo que se repite en muchísimos hogares.

En la consejería matrimonial que en ocasiones nos toca dar a ciertos sectores de personas que nos consultan, siempre, de parte de la mujer hay un reclamo hacia el hombre y es el siguiente: “es que no me quiere”, “es que no me hace caso”.

Y el reclamo que el hombre le hace a la mujer es: “es que no me obedece”, “es que no hace caso a las indicaciones que le dejo”, “siempre hace lo que ella quiere”.

Esos son los reclamos básicos y fundamentales en una consejería matrimonial.

Es precisamente esa actitud en la mujer de que la mujer tiende a siempre querer hacer lo que a ella le parece sin tomar en cuenta lo que su marido le indica.

Sin embargo esa actitud errónea va muchas veces más allá de una “simple tendencia”.

Como lo mencioné antes, la mujer tiene mucha influencia en el hogar, es la que más frecuentemente está con los hijos, y muchas veces utiliza todo esto para –por así llamarlo- empezar a “cargar” las cosas hacia su lado, o sea, hacia su autoridad, o empieza a enseñorearse sobre el marido, empieza a disminuir la autoridad del marido en el hogar, y se levanta como una mujer muy manipuladora y que empieza a tratar de forma inadecuada su relación con el marido, tratando de que el hogar funcione a su ritmo, según sus pensamientos y sus propias ideas, y le quita totalmente la autoridad al varón.

Por supuesto que en ese sentido hay una falta de saber guiar a esa familia de parte del varón, sin embargo la mujer aquí está jugando un papel muy importante.

Cuando se da el matriarcado, el varón pierde muchas veces autoridad moral porque está ausente de la casa, por sus formas incorrectas de relacionarse con la familia, etc.

Pero la mujer en lugar de jalar al varón, y de tratar que el varón esté al frente, y meterlo en la dinámica familia como lo que le toca, como líder en el hogar, la mujer pretende llevar ese papel.

Todo esto trae serias consecuencias en el desarrollo completo de la familia.

Qué desagradable es ver cuando en un hogar, lejos que el varón esté ejerciendo esa autoridad de la cual ya hemos hablado en temas anteriores, esa autoridad que tiene que ver con el servicio y que tiene que ver con el amor hacia la esposa y los hijos, el varón es reducido a nada ante la voz de la mujer, y los hijos así empiezan a ver la vida desde una perspectiva diferente a lo que tradicionalmente es.

Y así, el varón va siendo reducido básicamente a nada, sin voz ni voto manipulado por la propia mujer y esto distorsiona los conceptos de autoridad en el hogar y en la mente de los hijos y de las hijas.

El matriarcado es una forma inadecuada de llevar las cosas.

Naturalmente y debido a las razones que ya hemos explicado, particularmente a las reacciones cerebrales diferentes entre el hombre y la mujer, y las características de las hormonas masculinas en contraposición con las hormonas femeninas, naturalmente, el que debe de estar llevando un liderazgo claro en el hogar, es el varón.

Esto no significa que la mujer no tenga que llevar un liderazgo, por supuesto que debe ejercerlo, pero sin quitarle el papel de jefe en el hogar al hombre, (y esa palabra “jefe” espero que se entienda maduramente, no se trata de que el hombre está al frente de un ejército de soldados, sino más bien de una cabeza en el hogar).

Cuando la mujer no entiende la madurez de esa realidad que naturalmente tiene el hombre y el papel que ella tiene como mujer en el hogar, entonces se distorsiona ese concepto, de tal manera que el varón, la autoridad que como tal debiera estar teniendo, desaparece y distorsiona el concepto de autoridad en los hijos.
 
A las mujeres que estén leyendo estas palabras, se les invita a tener en cuenta esto: hay una tendencia natural en la mujer a hacer a un lado la autoridad del hombre.

Sin embargo la mayoría de las mujeres respetan esa autoridad del hombre.

La inmensa mayoría de las mujeres respetan esa autoridad en el hombre, sin embargo algunas mujeres van más allá de esa tendencia natural y se brincan todo esto y hacen que la autoridad del hombre –tan necesaria en el hogar- desaparezca.

Todo esto produce en casa situaciones como la que mencioné al inicio: niños afeminados que no logran ver en el hogar un carácter varonil, masculino, y que no tienen un estándar de conducta de parte del varón, de dónde aprender.

Y bueno, por ello suceden las cosas que están sucediendo en muchos hogares.

Es muy importante para el desarrollo adecuado de la familia, sobre todo de los niños varones que el padre de familia pueda llevar a cabo esa autoridad que naturalmente tiene, y si se le quita eso al varón, se queda un vacío que no puede ser sustituido en la mente de los hijos pequeños que están en formación.

El matriarcado que es tan frecuente en México, tiene consecuencias terribles e inadecuadas en un país en donde a la vez hay tanto machismo. ¡Qué irónico! Qué paradójico es que, siendo México un país donde hay más hogares con matriarcado. Todo esto tiene que ver con el concepto inadecuado de varonilidad que hay en México.

Madres consentidoras y proteccionistas
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