Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Ahora mencionaré las necesidades básicas del hombre que deben llenar las mujeres para preservar su matrimonio del adulterio.

        El hombre es sexualmente más activo que la mujer. Ella es más afectiva, más cariñosa. La mujer requiere afecto; el hombre tiene más necesidad en el aspecto sexual y esto es algo muy importante.

        Tu esposo necesita sentirse satisfecho sexualmente contigo. No le presentes excusas de estar cansada. Sobreponte al cansancio y por amor a tu esposo, no lo pongas en tentación negándole el acto sexual.

        El instinto sexual del varón siempre será más fuerte que el de la mujer. Ella tendrá otra clase de necesidades básicas, pero la primera en el hombre
es sentirse satisfecho sexualmente.

        Una mujer sabia que quiere construir un matrimonio sólido sabe que la relación sexual es importante y para eso ella tomará todos los pasos que sean necesarios, se sobrepondrá de su cansancio a fin de poder satisfacer a su marido.

        La segunda necesidad básica del varón que debe llenar su mujer para prevenir el adulterio en el hogar es que ella se vuelva amiga del esposo, una buena compañera. El esposo siempre procurará buscar su amistad.

        Esto quiere decir que ella será su compañera; de tal manera que él se sienta acompañado cuando quiera ir de paseo, recrearse, si le gusta la excursión, si le gusta la pesca o jugar fútbol, etc. La mujer debe estar con él. Al hombre le hace muy feliz la compañía de su esposa.

        Pero cuando la mujer le dice: “No, vete tú solo”, entonces no está llenando un requisito básico del hombre y está dejando un vacío muy peligroso, porque él abrirá la puerta falsa de buscar una amiga que sea su compañera en las actividades que él realiza.

        Qué importante es entonces la cooperación mutua, la colaboración de los dos, poner de su parte para que el matrimonio pueda ser salvaguardado del adulterio.

        Él necesita una compañera, una amiga, y si siempre estás cansada, si siempre tienes un pretexto para no acompañarlo, estás abriendo una puerta muy peligrosa.