Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub
Otra mujer comparte su experiencia con pena y dolor: “Di a luz a mi segundo hijo y debido a nuestra falta de recursos económicos mi esposo y yo trabajábamos. Había que pagar el hospital y todos los cuidados del bebé, además del pago de la casa y otros gastos que vienen con el matrimonio y con los hijos.
Nuestras vidas se encontraban estresadas, bajo grandes tensiones. Pasábamos poco tiempo juntos por causa del trabajo, sin embargo me enteré por amigas mías, que mi esposo tenía una aventura amorosa en su trabajo.
Yo no podía creerlo, fue un golpe terrible en mi corazón. Sentí como si me hubieran clavado un puñal, empezó a sangrar mi alma.
Pensamientos de opresión empezaron a invadirme, me sentí desesperada, no sabía a quién acudir, no sabía qué hacer, no sabía si era verdad o mentira lo que me decían acerca de mi esposo y su aventura amorosa en su trabajo.
Pero cuál fue mi sorpresa que al querer yo misma investigar si esto era verdad, un día al llegar al trabajo de mi esposo encontré que él estaba precisamente con su amiga, en una actitud romántica, abrazándose y besándose desesperadamente.
Mi alma fue destrozada, regresé a casa deshecha. Yo me di cuenta que ya nunca fue igual mi matrimonio. Hoy vivimos separados”.
Cuántas mujeres, cuántos hombres hoy sufren la traición más grande de la historia: el adulterio. El ser traicionado por aquella persona en quien has depositado plena confianza, con quien has compartido una vida, no es fácil.
¿Cómo se da cuenta el cónyuge de que su pareja le es infiel? Aquí hay algunas actitudes que se pueden observar:
- Cuando se ausenta de casa sin justificación.
- Cuando llega a menudo tarde del trabajo con excusas que no son justificables.
- Cuando hay poca comunión o intimidad sexual entre la pareja.
- Cuando empiezan las excusas y las mentiras.
Con todo esto se pierde la confianza, la integridad y el respeto. Entonces se despierta una fuerte sospecha en el cónyuge y cuando trata de confrontar a su pareja y decirle: “¿con quién me estás engañando?”, él o ella lo negará una y otra vez hasta que por fin, quizás después de mucho insistirle o mediante pruebas, se dé cuenta que efectivamente fue traicionado.
En ocasiones los adulterios comienzan sintiéndose uno de los esposos atraído a una persona que no es su pareja, alguien a quien conoce y con quien puede pasar tiempo tal vez en el mismo trabajo, un amigo, un colaborador, etc. No hay satisfacción en el matrimonio lo cual puede abrir puertas peligrosas hacia el adulterio.
Sus efectos son trágicos. Destruyen familias, hijos, producen futuros oscuros e inciertos para ella, para él, para los hijos.
Imaginemos el dolor tan grande de este cuarto testimonio que a continuación presentamos:
“Mi esposo, con quien ya tenía 10 años de casada, me confesó que tuvo una aventura sexual por dos noches mientras estaba de viaje. Nunca me imaginé esto, él fue el único hombre que conocí en toda mi vida y con el cual me casé y me comprometí para serle fiel, y esperaba yo lo mismo de él.
Ahora mi esposo desea que mi matrimonio sobreviva, sin embargo creo que es algo que yo nunca podré perdonar. Ahora siento que vivo un matrimonio irreal. Ya no puedo imaginarme a solas con él, realmente siento que mi matrimonio ha terminado. Me siento despreciada por lo que él hizo.
Además siento que él violó mis derechos de mujer, porque sin avisarme tuvo relaciones sexuales conmigo después de que tuvo su aventura sexual en ese viaje; y ahora, potencialmente, puedo adquirir una de las muchas enfermedades sexuales.”
Cuántas mujeres llegan a la consejería familiar y matrimonial destrozadas. Cuántos hombres en algunas ocasiones también declaran lo mismo, sienten que su vida no tiene sentido, se sienten traicionados, devastados, sin fuerzas para vivir ante la trágica noticia que acaban de descubrir.
El adulterio viene por sorpresa, llega sin aviso, destruyendo como un huracán; acaba con la familia, la seguridad y la paz del hogar. El dolor se pasa hacia la esposa y luego a los hijos que descubren la tragedia. |
