Cómo criar campeones - III Parte
Librándolos de las presiones que más los afectan
 

Las vidas de muchos jóvenes carecen de sentido
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

     Hoy como nunca tenemos jóvenes deprimidos, jóvenes adictos al alcohol, adictos a las drogas, al sexo; son las personas más rebeldes, más infelices, más vacías, más propensas al crimen y otros delitos y que además cuando llegan al matrimonio, llegan directamente al fracaso, porque no tienen bases, ni valores, ni han llenado su vacío existencial.

     Qué importante es esto, vea usted, las vidas de nuestros jóvenes carecen de sentido. No tienen un propósito más alto nuestros jóvenes que el poseer automóviles o bienes materiales. Tampoco hay una restricción para que eviten las malas conductas en sus vidas.

     O sea, hoy en día todo lo negativo es tan fácil de alcanzar para ellos. Muchísimos jóvenes pueden conseguir droga y alcohol. No hay ningún sistema legal en nuestro país y en muchos otros de América Latina que pueda frenar la ola desencadenada de alcoholismo, drogadicción e inmoralidad sexual.

     Esto abre las puertas para que nuestros jóvenes a unos metros de la escuela puedan consumir bebidas alcohólicas, aparentemente coolers o bebidas tropicales, pero lo que están haciendo es intoxicándose con el alcohol, y está demostrado que el alcohol es etanol, y es adictivo, además de producir un efecto depresivo.

     O sea, momentáneamente excita, pero el efecto posterior es depresivo. Una de cada diez personas que se quitan la vida tiene que ver con un consumo de alcohol exagerado.

     El psicólogo Andrew Weber, de la Universidad de Hawai, luego de haber realizado una investigación ligando la experiencia espiritual a la conducta de los adolescentes, encontró que cuando un joven tiene una experiencia espiritual real con Dios, ese joven va a poder evitar los venenos culturales y sociales que lo acechan.

     En una entrevista realizada a muchos jóvenes de varias universidades de Estados Unidos, de México y Latino América, muchos de ellos respondieron: Dame algo en qué creer; o sea: provéeme a mí de respuestas, algo real en qué creer.

     ¿Sabes tú que muchos jóvenes no tienen bases para creer en algo? Simplemente no creen en nada. No creen en los valores, no creen que es bueno no robar, o abstenerse de herir, matar, o adulterar. No creen, no tienen conciencia real del valor de las leyes morales.

     Por eso ves que los jóvenes son atrevidos, desafían los límites de la cordura y muchísimos de ellos mueren el fin de semana en accidentes de automóvil bajo los efectos del alcohol; muchos de ellos van como las reces al matadero: para ser sacrificadas.
 
     Nuestra sociedad está intoxicada con valores que no ayudan a preservar la moral de nuestros jóvenes. ¡Qué vergüenza, nuestros jóvenes no merecen eso!

     Se hacen campañas para frenar el crimen, para frenar la ola de violencia, pero no vamos a la raíz. Queremos cambiar las malas conductas de muchísimos jóvenes y adolescentes en las escuelas públicas o privadas pero no vamos a la raíz.

     Tenemos que quitarnos la máscara y ser sinceros; dejemos de andar jugando y tomemos las cosas con seriedad si es realmente nuestra intención ayudar a nuestros jóvenes.

¿Es posible que los jóvenes cambien?
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