La Prisión de la Amargura
 

Cuando la amargura nos cautiva
 

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Quiero hablar de un problema que afecta a muchísimas personas, que aprisiona en una forma cruel, que desperdicia una vida llena de felicidad, que endurece el corazón y que las personas que están en este problema realmente no viven días buenos, ni aman la vida, al contrario, cada día que pasa para ellos es un día malo, nuevos problemas, situaciones que les afectan y el efecto es acumulativo como una bola de nieve que va creciendo hasta que es insoportable poderla llevar dentro, aplasta y aprisiona mucho al alma.

Este problema produce que las personas cuando las lastiman devuelven mal por mal, de tal manera que van generando más rencor, resentimiento, enojo, corajes, gritos, malas palabras, son desconfiadas, se vuelven muy mal pensadas.

Y es precisamente un problema que daña a toda la felicidad en el hogar, roba toda la paz, hecha a perder todo como un veneno que corrompe, y destruye personas y familias.

Este problema hace que muchas personas se sientan vacías, huecas por dentro, se sienten tristes, afligidas y afligiendo a otros también con sus conductas, con sus quejas, expresando disgusto, enojo, hablando y pensando mal de otros.

¿De qué te estoy hablando? De una prisión de hierro que es la amargura.

La amargura, no es como nosotros pensamos en este país México y en otros países latinos y aun en los Estados Unidos. La amargura no es aquella persona que no le gusta divertirse, o que no le gusta bailar o ser alegre. Como dice la gente: “esa persona es una amargada, no le gusta divertirse”.

No, la amargura es algo más profundo que eso, la amargura es falta de perdón, es cuando te han hecho algo en la vida y no has logrado olvidarlo y está fresco y vivo adentro de tu mente y de tu corazón y que daña y destruye completamente tu vida.

Es un problema real y profundo, es una herida que destroza el alma.

¿Qué es la amargura?
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