Adolescentes en llamas I - La problemática del adolescente

Kip Kinkel: el joven asesino

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Uno de los asesinos en Springfield, Oregon, fue un muchacho de 15 años llamado Kip Kinkel. Él asesinó a sus padres y después les disparó a 27 de sus compañeros de clase en la escuela secundaria. Dos de ellos murieron.

Lo siguiente es parte de la entrevista que los agentes investigadores le hicieron a Kinkel el adolescente asesino, unas pocas horas después de que había matado a su padre y luego a su madre.

A.I.: Tú te le acercaste a tu padre caminando por detrás de él y le diste un balazo en la cabeza, ¿es cierto Kinkel?
K.K.:
A.I.: ¿Cuántas veces disparaste?
K.K.: una
A.I.: ¿Y dónde le dio la bala? ¿Más o menos cerca de la oreja?
K.K.: Oh, Dios mío, yo amaba a mi papá, pero esto tuve que hacerlo.
A.I.: ¿Lo amabas? ¿Así que por eso tuviste que matarlo?
K.K.: Sí, oh Dios mío, mis padres eran buenas personas, no sabía que hacer, ¿por qué oh Dios mío, mi madre no estaba al llegar a la casa? ¡Oh Dios mío!
A.I.: ¿sabías que era malo lo que hiciste?
K.K.: No tenía otra alternativa, eso era lo único que podía yo hacer.

Esta conducta anormal, lo llevó a asesinar a sus propios padres, a dos compañeros de escuela y a herir a 25 compañeros de su escuela en la secundaria de Springfield. La violencia en las escuelas se ha incrementado en una forma dramática en los Estados Unidos y en muchos otros países.

¿Quién puede decir con seguridad qué fue lo que motivó a Kip Kinkel a pegarle un tiro a su padre a pesar del amor que declaró tenerle? Sin embargo sabemos que hay un denominador común entre él y muchos de los otros jóvenes que han matado despiadadamente a sus padres o a compañeros en las escuelas: una ira interna inexplicable.

Un investigador comenta que típicamente esos muchachos no saben hasta el último momento si van a cometer un homicidio, un suicidio o ambos.

Aunque hay otros millones de adolescentes que nunca recurrirán a semejante violencia extrema, podemos decir que ellos también están enfrentándose a su propia enajenación mental.

¿Cómo podemos explicar este volcán de emociones que arde dentro de muchachos varones, el cual es incontrolable muchas veces?

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