Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Lizeth era una joven adolescente. Como nunca, ella anhelaba su fiesta de 15 años; sus sueños se iban a realizar cuando pudiera llegar a esa edad y tener la fiesta anhelada con sus amigos y familiares.

Sin embargo, una persona adulta que se acercó a su vida y además casada, la corteja y llegan a tener relaciones sexuales. Él le transmite el SIDA y ella muere cinco años después por los efectos de esta enfermedad.

René, joven de 16 años; insistía a su padre sobre un auto nuevo. En su cumpleaños llega el auto deseado, un auto deportivo. Lo festeja manejando ese automóvil a alta velocidad bajo los efectos del alcohol. Ese mismo día por la noche, él y su amigo de parranda mueren al volcarse el automóvil nuevo. René nunca regresó a casa.

Paula, resulta embarazada a los 15 años. Su novio la abandona cuando sabe la noticia; ella cae en depresión, no quiere comer, no quiere salir, le cruzan pensamientos de quitarse la vida. Sus padres notan algo raro en ella, pero al no tener una relación cercana, dejan pasar el tiempo. Llega el momento donde su madre, al abrir la habitación de Paula la encuentra muerta por sobredosis de medicamentos.

Jimmy, 16 años de edad. Se ve extraño, su comportamiento ha cambiado; en los últimos días ha habido baja en su rendimiento escolar, muchas faltas a la escuela. Su madre descubre después que se droga con otros amigos en su propia recámara.

Nuestros jóvenes y adolescentes están experimentando problemas que las generaciones pasadas no enfrentamos. No tienen la fuerza, ni la calidad moral de carácter ético en su vida para soportar las presiones de su generación que los están destruyendo.

Nos enteramos por la noticias, que un niño de 11 años apuñaló por la espalda a su tío quien intentó abusar sexualmente de él.

Un violador fue detenido después de estar prófugo al abusar de un menor de 12 años de edad quien a raíz de la agresión sufrió desgarramiento anal y permaneció semanas en estado de coma, teniendo pérdida de memoria además de secuelas motoras y emocionales.

En América Latina los niños son objeto de crimen. Escuadrones de la muerte atacan diariamente a los niños de la calle asesinando a cientos de ellos diariamente en diferentes países como Centro y Sudamérica.

Alarmante: Cada 4 minutos, un joven es arrestado por alcohol, y bajo sus efectos, un crimen cometió.

Los casos de abuso sexual entre adolescentes se reportan hasta 80 mil veces en 1995. Cada dos horas un joven es asesinado.

Mientras la tasa de crimen para los adultos ha disminuido en los años recientes, el crimen juvenil ha crecido alarmantemente. La tasa de homicidio entre los jóvenes de 18 a 24 años de edad, incrementó 65% y la tasa de homicidio para los jóvenes adolescentes de 14 a 17 años de edad incrementó 165%.