Adolescentes en llamas III - Una especie que está en extinción

Padres dispuestos a cambiar

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

¿Cuántos padres de familia harán cambios en sus hábitos, en sus tiempos, cambios radicales en sus vidas, que les permitan estar más tiempo con sus hijos?

Las comidas familiares siguen siendo grandes oportunidades para impartir valores espirituales y morales a nuestros hijos. Al tomar los alimentos podemos recordar las bendiciones del día; los hijos al ver esto, se dan cuenta del cuidado fiel y amoroso de Dios.

Qué ejemplo para los hijos ver a un padre transmitiéndoles valores espirituales y cristianos, dándole gracias a Dios por los alimentos, por la salud, por el trabajo. Recordemos que toda buena dádiva y todo don perfecto viene de Dios.

Cada vez que está la familia reunida a la mesa, los padres pueden utilizar ese momento para hablar de los principios de las Sagradas Escrituras, principios tan valiosos que pueden salvaguardar a nuestros hijos de las circunstancias peligrosas.

Vemos el ejemplo de nuestro Señor Jesús quien utilizó el tiempo con sus discípulos alrededor de una comida para presentar muchas de sus enseñanzas, y aun los primeros cristianos partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad, dando gracias a Dios.

En la medida que nuestros hijos se sientan parte de algo cordial y divertido sentirán menos la necesidad de rebelarse en contra de lo establecido.

Es poco común en estos días que un adolescente tenga un tiempo separado para interactuar con los miembros de la familia. La televisión, las distracciones en las tareas domésticas o las tareas de la escuela entre otras actividades separan el estar con los hijos y el poder compartirles experiencias realmente espirituales de esa relación diaria y personal con Dios.

Los padres deben saber también divertirse con los hijos, pasear, reírse, comer, conversar de cualquier cosa que interese a los jóvenes; no tener esas prisas locas que tanto destruyen la paz del hogar.

Hoy nadie en casa satisface las necesidades de esos preescolares solitarios y niños que regresan de la escuela a una casa vacía. Cuántos hogares se ven solos porque papá no está en casa, porque mamá salió al juego con las amigas o porque está en el súper.

Si esta tendencia continúa habrá serias consecuencias, al grado que los problemas de salud mental en los niños y adolescentes, el abuso infantil, la incidencia de divorcio y el abandono de los niños, continuará elevándose.

Brindemos un hogar feliz a nuestros hijos
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