Padres y Adolescentes – III Parte - “Aprendiendo a ser padres positivos”

Toma tiempo, pero es posible

Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Sin embargo, es un proceso gradual, no es de la noche a la mañana. Hoy todos quieren soluciones instantáneas. Pero las soluciones reales y verdaderas que producen cambios en tus hijos, toman tiempo.

Si te tomó 5 o 6 años destruir moralmente a tu muchacho o alejarte de él, violentarlo con palabras, tal vez te tomará otros 4 años enteros restaurar el daño que ya has hecho y acercarte a él.

Si el muchacho o la muchacha comienza a abrirse contigo, a contarte sus cosas, sus necesidades, sus sentimientos, aprovecha esa puerta abierta. ¡No la cierres!

En vez de estarle reprochando su mal comportamiento, una vez que él o ella se haya abierto contigo, conviértete en el padre positivo que ellos necesitan.

Nuestros muchachos necesitan madurar y eso toma tiempo. Aún a los 17 años de edad te llevas sorpresas y te das cuenta que tu hijo sigue siendo un niño.

Antes se creía que el cerebro se terminaba de moldear y desarrollar a los 6 años, luego se dijo que a los 12 y ahora hay especialistas que dicen que aún a los 24 años.

Los impactos que viven los jóvenes repercuten para toda la vida y pueden producir daños cerebrales irreversibles en las conductas, que van desde estrés, traumas, depresión, etc.

Es importantísimo entender que es toda una vida que se le va a dedicar a nuestros hijos, guardar en nuestras mentes que nuestros hijos están entrando a una etapa en la cual quieren rechazar el estilo de vida de papá y mamá, quieren ser diferentes, se convierten en los jueces de la casa, se creen más sabios que papá y mamá.

Debes establecer el diálogo y la comunicación con ellos, estar abiertos para discutir ideas y entenderlos. Al menos saber qué piensan tus hijos de ti, de tu manera de actuar.

Anímalos a que se vuelvan más responsables en la casa. Si es joven mujer, a la cocina; si es hombre, que aprenda a arreglar las cosas que se descomponen, etc.

Acércate a tu joven y conoce con quien se junta. Quizás algún amigo con el que se juntan es adicto a la marihuana y tú no lo sabías y ¿qué vas a hacer? ¿Dejar que esa amistad continúe?

Quizás el novio de tu hija quiere proponerle tener relaciones sexuales y ella está a punto de hacerlo. Si tú no te acercas, le gana la hormona y ya no encuentras nada.

Lo único que encuentras es una vida destruida, una autoestima perdida, una chica que se va a aborrecer más a sí misma, tal vez estará embarazada o contagiada de alguna enfermedad venérea.

No es fácil lograr que un hijo abra su corazón con su padre. Toma mucho tiempo y paciencia de nosotros. Si quieres ser padre positivo debes aprenderlo.

¡Hay esperanza! Pongamos por obra estos métodos, pero sobre todo arreglemos nuestro corazón. Si hay amargura o rencor contra nuestros hijos o esposa, o hay falta de perdón, limpiemos nuestro corazón.

Volvámonos a Dios, nuestro creador. Establezcamos con él una relación recta y justa, arrepintiéndonos, cambiando nuestra manera de ser y dejando atrás lo que a Dios no le agrada.

Pongamos nuestra fe en un fundamento firme y estable, en el cual si podemos construir hogares felices: Jesucristo.

No olvidemos el punto de vista espiritual. ¿Cómo podemos tener la sabiduría para tratar a nuestros hijos? La sabiduría que necesitamos, Dios nos la da abundantemente y sin reproche.

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