En Busca de la Paz

El alma es afectada por nuestras decisiones

Por: Ing. Gilberto Sánchez

El alma no es ajena a las decisiones que tomamos. No estoy hablando de equivocaciones cuando hablo de malas decisiones. No hablo de equivocaciones, hay personas que se pueden equivocar, eso es normal y eso es parte de nuestra incapacidad humana. Hay quienes realmente toman malas decisiones y se sienten tan mal que se condenan a sí mismos y después ya no logran salir adelante, eso tampoco es correcto pues todos fallamos en alguna o muchas situaciones.
                                                                                            
Cuando hablo de tomar malas decisiones, me refiero a la intención de hacer daño, el actuar con una intención en donde la persona antepone su placer, su deseo, su satisfacción a la de los demás, eso se llama egoísmo, y hace que la persona no ame a los demás, y al no amarles, él mismo se daña, se hiere.

El hombre cruel se atormenta a sí mismo, esta es una realidad. Las personas que son crueles con sus semejantes, no son felices. Están en una situación en donde ellos mismos están perdiendo la dignidad, porque el ser humano tiene una hermosa capacidad de amar y de servir, y de hacer el bien a sus semejantes, ese es un potencial ilimitado.

Pero cuando la persona decide hacer el mal, es decir, dañar a sus semejantes y no buscar la felicidad o bienestar del prójimo, entonces lo que se genera dentro de ese ser humano es una situación de “autodestrucción”, es decir, ya no está explotando su dignidad, sino al contrario, se está envileciendo, se está pareciendo más a un animal irracional, que a un humano.

No está usando la razón, la cordura, no está utilizando el sentido común, y claro está tomando decisiones que luego al final, lo van a aprisionar, es decir, la persona, de tanto hacer cosas indebidas, al rato se acostumbra y siente que está en una cárcel y quiere salir eso, pero se siente tan mal y no lo puede dejar de hacer, y es porque ya se acostumbro a hacer cosas que son indebidas y eso, querido amigo, de veras, hace que una persona pierda la paz.

Por mucho que consiga satisfacer sus deseos, la realidad es que la persona cada vez se siente más vacía, cada vez más se siente más desorientado y sin rumbo, y se da cuenta que no es el camino y que no está bien como está actuando.

¡Cuántos de nosotros anhelamos ese estado de paz que se pierde precisamente por esas malas intenciones, por esas malas decisiones, por esas malas actitudes! Después viene el desasosiego, no hay descanso, realmente empiezan a aparecer en nuestra alma angustias y situaciones terribles.

Problemas sí, angustias no
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