Por: Ing. Gilberto Sánchez

La familia es una institución diseñada perfectamente para que las personas amen. Es el lugar donde aprenderemos a darnos por los demás, a negarnos aun a cosas lícitas personales, por el bien de los demás.
 
Cuando en la familia no hay la mentalidad de estar juntos para desarrollar nuestra capacidad de amar al prójimo, sólo encontramos actitudes egoístas y, en consecuencia, no hay un interés en las necesidades y proyectos de los demás.

Los hijos son personas que demandan mucho y requieren mucha atención. Si papá y mamá no están dispuestos a darse por ellos, van a crecer con muchas carencias, incluso se van a amargar contra papá y mamá porque no los atienden, ni los procuran, ni logran desarrollar una amistad fuerte, sincera y de confianza, al contrario, les hacen sentir que son una carga y hasta los rechazan.

Las familias generan un “sentido de pertenencia” muy profundo, es decir, hace que nuestros hijos se sientan parte deun grupo, y que le pertenecen a alguien que los ama mucho y a quien pueden recurrir en todo momento que lo necesiten.

Le invito a que medite. Si usted en verdad desea hacer algo por ayudar a su sociedad, comience a inculcar valores familiares en casa, esos valores humanos que durante siglos, han sostenido civilizaciones: el amor, la honestidad, el respeto, la justicia, etc.

Es en la familia donde los valores se inculcan y se transmiten de una generación a otra. En la medida que perdamos eso, perderemos en nuestra sociedad, y en la medida que fortalezcamos los hogares con valores familiares, encontraremos la oportunidad de tener una mejor sociedad y un mejor mundo.