La Unidad Familiar

La unión hace la fuerza

Por: Ing. Gilberto Sánchez

Al comenzar a abordar los temas que nos irán marcando paso a paso los elementos o herramientas que necesitamos para lograr un FORTALECIMIENTO FAMILIAR, vemos necesario partir de un elemento básico en la vida familiar: la unidad.

Cuántas veces hemos escuchado la frase: “la unión hace la fuerza”, la cual se aplica en una diversidad de grupos sociales: organizaciones civiles, sindicatos, equipos deportivos, escuelas, grupos políticos, etc.

Y esta frase nos da la idea de personas que, aunque de forma individual pudieran llegar a sentirse muy débiles, logran hacer una mayor fuerza y logran mayores resultados, al unirse con más personas; de tal manera que juntos, pueden enfrentarse a circunstancias adversas, a las cuales no les pudieran hacer frente en forma individual.

Cuando aplicamos este dicho a la familia, vemos iguales resultados: mientras más unidos, más fuertes estaremos ante los problemas. Qué importante es que como familia estemos unidos, es decir, que tengamos una misma meta, un mismo proyecto de vida, que estemos de acuerdo en las cosas que vamos a hacer como familia.

El estar unidos nos provee algo así como un blindaje, una protección. Por ejemplo, cuando nuestros hijos empiezan a crecer y a enfrentar situaciones de la vida, les es muy útil que nosotros como padres de familia que tenemos más experiencia por cuanto hemos vivido más cosas que ellos, podemos proveerles una orientación acertada en sus problemas.

En cambio, si nuestros hijos están solos o se encuentran a la deriva en un mundo que los va a estar agrediendo, los dejamos en un estado muy riesgoso. Le daré un ejemplo: imagine que tiene un hijo pequeñito -un bebé- y usted lo lleva a la playa, pero advierte que hay olas muy grandes que se están levantando con gran fuerza… yo le pregunto: ¿Lo dejaría solito ahí y que siguiera gateando en la arena? Le aseguro que si usted viera a su bebé a la orilla del mar, le gritaría y hasta saldría corriendo para arrebatarlo diciéndole “hijo, es un peligro que tu estés aquí, no tienes por qué estar solo. No te voy a dejar en ningún momento.”

A esa unidad es a lo que nos referimos en este tema: a la necesidad de estar juntos. Sobre todo en los momentos más difíciles o más peligrosos de nuestros hijos o de nuestro cónyuge. En las familias debe haber esa unidad, para entender la necesidad que está atravesando cada miembro en el hogar porque honestamente, nadie somos todopoderosos, ni “sabelotodo”. Necesitamos de los demás.

Volviendo al ejemplo de aquél bebé a la orilla del mar, podemos darnos cuenta también de la gran necesidad de orientación que tienen nuestros hijos, quienes al igual que ese pequeño niño, se exponen mucho ante riesgos que no ven, y que definitivamente, no alcanzan a comprender el peligro que les representa.

Esas gigantescas olas podemos compararlas con los grandes problemas o influencias negativas que pudieran estar golpeando a nuestra familia: olas de inmoralidad sexual que llevan a los jóvenes a practicar relaciones promiscuas, tener sexo irresponsable, a no darle importancia a un embarazo no deseado, o simplemente  a ser notoriamente influenciados por la forma de pensar de esta sociedad, donde no hay respeto, ni valores, ni dignidad.

Unidos con nuestros hijos
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