La Comunicación en la Familia
 

Aprendamos a comunicarnos
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

En conclusión, vamos a aprender a comunicarnos; a valorar el tiempo de comunicación en la familia, lo cual es sumamente importante. Necesitamos hablar, instruir, enseñar, a nuestros hijos y platicar con nuestras esposas, con los maridos.

Claro, es sumamente importante el darnos el tiempo para decirles que los amamos. Qué importante es darnos un tiempo para escuchar con paciencia los problemas que tienen, qué necesidades, qué logros han tenido, es muy importante. Esto va a fortalecer mucho nuestros hogares, nuestras relaciones y sobre todo a nuestros hijos y a nuestro cónyuge.

Vivimos tiempos en que los medios de comunicación -el cine, la radio, la televisión, el internet- están rompiendo la comunicación familiar, y la consecuencia es que vamos a encontrar familias divididas bajo un mismo techo, que no están fuertes, no se entienden unos a otros y el día de mañana cuando llegan los problemas, pues va a venir un caos a la casa, porque no hay comunicación, no van a poder apoyarse unos a otros, no se van a saber entender, no se podrán sobrellevar, ni sabrán qué palabras decir o cuál es su rol ante ese problema que se tiene que resolver.

Aprendamos a fomentar la comunicación, porque  si no hay comunicación, la unidad familiar se vuelve muy difícil, y sin ésta, no existe vida familiar, pues una casa dividida no permanecerá realmente, como lo hemos dicho antes. Una casa donde cada quien tiene sus propios intereses y no vela por los demás, es una casa que no podrá sostenerse.

Hay un texto en las Sagradas Escrituras que dice:

Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto. 
                                                                                                 Eclesiastés 4: 9-12

Esto habla de la unidad. Nos muestra que cuando una familia está unida, está entrelazada, tiene armonía, hay aprecio de los unos por los otros, y ante las situaciones adversas, hay puntos de apoyo firmes, como una soga que tiene varios hilos y mientras más hilos tenga la soga, más gruesa es y más difícilmente se rompe… Esta es la figura que está transmitiendo este pasaje. Así es la familia: si papá y mamá están unidos, pues hay una fuerza ahí, hay una unión sólida, como enseñamos en el tema anterior.

La unión hace la fuerza, y si los hijos también están unidos, entonces, el cordón se hace más fuerte, se hace más grueso, de tal manera que logra mayor resistencia, puede soportar mayor carga sin romperse y si viene un golpe de afuera, pues al encontrarse una familia unida se puede enfrentar esa agresión de una manera más fuerte.

Qué terrible en cambio, es que llegue un problema de afuera y se encuentre una familia dividida, desunida, viviendo con pleitos, enemistades, odios y rechazo, porque luego, al llegar la tragedia a uno de ellos, provoca satisfacción a los demás ¡qué vergüenza! ¡Qué terribles son esos ambientes, porque destruyen a quien vive ahí!

Si la familia se desintegra,  todos van a sufrir. Ahí no hay ganadores, ahí todos pierden y los que más pierden son los hijos. Así que, mejor son dos que uno, qué mejor que usted y su esposa estén unidos y claro, si son tres, pues mejor y mientras más seamos, más unidad y más fortaleza deberá haber.

Fomentemos la comunicación en nuestros hogares, y podremos tener realmente una familia más unida, esa es la consecuencia inmediata de la comunicación: unidad y fortaleza familiar.

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