Conociendo el gran valor de la Gratitud
 

Aprendamos a “dar las Gracias”
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

Así que aprendamos a dar las gracias, lo cual tiene que ver con dos aspectos: por un lado, la cortesía; por otro lado, un aspecto moral que radica en una actitud de corazón, de estar contentos con lo que se tiene, con sencillez de corazón, y reconociendo el valor de cada cosa. Aspectos que ya señalé y que son muy importantes en la vida familiar y en la vida del niño.

Que los niños sepan dar las gracias cuando se les regala una paleta, es una virtud muy bonita que genera a su vez más valores como el amor al prójimo, la humildad y el respeto. Y el día de mañana no mostrarán su agradecimiento solo con palabras, sino también con acciones.

Por ejemplo, si usted desarrolla la Gratitud en su hijo, el día de mañana, no le dirá “gracias por pagar mi colegiatura”, sino que va a traerle buenas calificaciones: “papá, te demuestro mi por tu esfuerzo, con un 100 en Matemáticas”. O sea, quien está agradecido, corresponde.

Decir “GRACIAS” es un buen gesto de cortesía, pero ser agradecido nos lleva más allá de las palabras, nos lleva a mostrar lo que hay en nuestro corazón, con acciones de amor.

La Gratitud también tiene un aspecto espiritual. Es bueno que los niños estén conscientes de Dios y de que hay un Padre en los cielos que les da todas las cosas. Es muy bueno que los niños en la noche, acostumbren hacer oración con sus padres para dar gracias al Padre celestial por todas las bondades que recibieron en el día.

Que sepan ser agradecidos con Dios es un hábito buenísimo, porque ellos reconocen la labor de sus padres, quienes fueron el medio que Dios usó para darles eso que ellos deseaban, para suplirles la necesidad de ese día. Así empiezan a ver cómo sus padres se dan por ellos, y entonces brota naturalmente una gratitud.

Y cuando ven que los papás también agradecen al Creador que es de quien provienen todas las cosas buenas, entonces ellos también empiezan a interactuar con ese Dios verdadero, empiezan a ver el ejemplo de los padres, empiezan a entender que todo lo que les es dado viene de Dios y empiezan a tener una actitud de agradecimiento.

Y no estoy hablando de dar clases de religión; simplemente estamos exaltando una actividad familiar que es muy saludable, y que claro, esto solo se va a dar si te ven a ti papá, que tú das gracias a Dios por los alimentos, por el trabajo, por las cosas que Dios te ha dado, que buscas a Dios de vez en cuando, o al estar en problemas, y solo te acercas a pedirle un milagrito; sino que realmente tienes una relación con El, diaria, de amor, obediencia y confianza en Dios y claro, que el día de mañana tu  hijo diga: “Mi papá ora a Dios y Dios le contesta. Yo quiero ser como papá, quiero que yo también hable con Dios y que Él me conteste, yo quiero conocer a ese Dios que es real.”

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