Por: Ing. Gilberto Sánchez

El día de hoy vamos a concluir la serie de temas de Fortalecimiento Familiar, en la cual hemos explicado diferentes aspectos que necesitamos cuidar y cultivar en la vida familiar, tales como la responsabilidad, la comunicación, la gratitud, el afecto, la manera de conducir una familia, la resolución de conflictos, etc.

Primero que nada yo quisiera que pudiésemos entender los tiempos que estamos viviendo como familia: Estamos viviendo tiempos sumamente difíciles, en donde el suicidio va en aumento entre nuestros jóvenes y entre nuestros niños. De manera particular en México, estamos enfrentando tiempos de mucha violencia, tiempos de desintegración familiar, tiempos en donde las drogas estánllegando a los hogares causando muchos estragos, mucho dolor.

Estamos viviendo tiempos en donde la inmoralidad sexual, está entrometiéndose de una u otra forma en la vida de nuestras hijas, de tal manera que se están presentando embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, etc. La depresión y diferentes trastornos mentales también están causando estragos debido en parte a la soledad que están sufriendo tantos jóvenes a causa de la separación de sus padres, o viviendo relaciones familiares en donde no hay vínculos estrechos.

En México se ha dejado de penar el adulterio, dando así una última puñalada a la familia, haciendo nulo todo compromiso de fidelidad, la cual es una de las columnas de la familia.

Y todo esto nos muestra que los niños y los jóvenes tienen una gran necesidad, y esa gran necesidad son sus padres. No, no es el dinero, no son las diversiones, ni el pasar el tiempo en discotecas, en antros o en drogas. La gran necesidad de los jóvenes son sus padres, y eso es lo que realmente está faltando para tener familias fuertes: que los padres sepan cómo relacionarse con sus hijos de modo que les brinden todo el apoyo que necesitan en sus etapas de vida.

Hay un abandono por parte de los padres hacia los hijos. Y cuando hablo de un abandono, no estoy diciendo que se les deje en la calle; estoy hablando de que no hay una interacción, no hay un vínculo, no hay un cuidado y una preocupación por parte de los padres de platicar con sus hijos, de sentarse con ellos de una manera frecuente para conocer qué es lo que hay dentro de ellos, cuáles son sus temores, cuáles son sus preocupaciones.

No hay una preocupación por formarles un carácter, por enseñarles cómo se deben enfrentar los problemas de esta vida, no hay una preocupación por darles alguna esperanza real para sus vidas, para que ellos puedan enfrentar un mundo que cada vez es más difícil de enfrentar con tantas ideologías humanistas que se propagan hoy en día, acerca del cómo vivir la vida: solo buscando placer personal.

Y claro, los jóvenes al vivir de una manera desenfrenada, empiezan a experimentar las consecuencias de tipo psicológico, que los llevan en un momento dado, a deprimirse, al ver que no están haciendo lo que es correcto. Se empiezan a sentir inútiles, que no son amados, sienten que no encuentran su lugar en este mundo, ni menos lo encuentran en su familia desgraciadamente.

Nuestros jóvenes están viviendo una situación muy difícil, y repito, la gran necesidad de ellos son sus padres. Es ahí donde ellos deben de encontrar apoyo, compañía, respaldo, consuelo, un buen consejero, alguien que les enseñe sobre la vida, que les sea un ejemplo.